Sin duda alguna, la Eurocopa es una de las competiciones más difíciles. Conquistar el trofeo del viejo continente es de los logros más difícil de conseguir en el mundo del fútbol, tan solo superado (y esto cada vez se pone más en duda) por el Mundial.
En gran medida es porque se juega cada cuatro años y claro, esto le añade una dificultad extra al tener menos oportunidades, y es que, un jugador con una carrera promedio tan solo participa en unas 4 ocasiones. Además, la calidad de las selecciones «pequeñas» en la Eurocopa es mucho mayor que en el resto de competiciones internacionales. Y es que, se ha visto en esta Euro2024 que las «favoritas» no son invencibles.
Francia quedó segunda y Ucrania y Croacia cayeron en la fase de grupos, la Noruega de Haaland, Ødegaard y Sørloth ni se clasificó. Ya en los octavos de final, Italia quedó eliminada contra Suiza y recientemente Inglaterra se salvó in extremis contra Eslovaquia. Esto en otras competiciones no pasa. Y es que, sinceramente, todos estos países no se clasifican para el Mundial y son los que acaban dando la sorpresa. La calidad de las selecciones «menores» en esta competición es menor, valga la redundancia, y esto provoca que siempre levanten el título una de las favoritas. Rara vez hay sorpresas en la Copa del Mundo.
De ahí viene la «magia» de la «Euro», y como no, la dificultad de esta. Prácticamente cualquier selección de las que están, aunque no sea conocida, tiene buenas posibilidades con hacer un buen papel o, por que no, levantar el título. Si no tan solo hay que fijarse en la epopeya de la selección de Grecia en 2004.