Son ya innumerables las comparecencias en las cuales Quique Setién sale defendiendo (a veces de forma ridícula) su forma de juego, donde invita a conservar la paciencia a su estilo, que según afirmó él mismo está hecho para ganar mucho más que perder. La paciencia se agota y para colmo la imagen mostrada por el equipo es cada vez peor, cayendo en partidos donde su presumible estilo se ve contundentemente superado por cualquier equipo.
Nada más lejos de la realidad, el estilo “para ganar mucho más que perder” ha cosechado números muy pobres en el presente campeonato doméstico. 11 encuentros victoriosos, 7 empatados y 11 perdidos, O lo que es lo mismo 11 ganados y 18 no ganados, abanderan una ilusionante campaña que se está convirtiendo en una pesadilla para el Real Betis Balompié.
Lo peor de todo esto es que aún hay personas que se creen que la clasificación europea de la pasada campaña es plenamente mérito del entrenador, donde ven fundamental que sin Quique hubiese sido una temporada más. La verdad es que el principal motivo de dicho pase europeo puede estar en el progreso tanto económico como institucional que ha sufrido el equipo heliopolitano en los últimos años, que se ha traducido en una notable mejoría del nivel de la plantilla.
Setién es uno de los entrenadores más veteranos de la categoría y aún no ha realizado ninguna gran azaña al frente de ningún equipo. De hecho este es el mejor proyecto donde ha participado hasta ahora el cántabro, consiguiendo su única participación continental. Su estilo podría ser bueno si se implementa bien y si además es capaz de tener la capacidad de leer los partidos y desplegar alguna alternativa para cambiar la situación cuando el partido lo requiere.
Lo cierto es que el entrenador verdiblanco está protagonizando más palabras que hechos al frente del Real Betis Balompié, donde no está siendo capaz de llevar a cabo una temporada acorde a las expectativas que la innegable subida del nivel deportivo del club le exige.