Opinión| Sergio Canales, la superación hecha persona

Ganarse a la afición del Benito Villamarín no es nada fácil. Menos aún en una época caracterizada por la irregularidad y por los altibajos. Tan solo futbolistas del renombre de Joaquín se libran de ser el blanco de críticas, e incluso en algunos casos ni el mismísimo capitán ha sido capaz de evitarlas. Sin embargo, hay un futbolista en la plantilla de Manuel Pellegrini que se ganó el respeto y la confianza de los béticos hace ya mucho tiempo, y al que rara vez se ha criticado. Y todo ello lo ha logrado a base de trabajo, de esfuerzo y de una garra en el terreno de juego que ha dejado encandilados a los seguidores del Real Betis. Este es Sergio Canales.

El futbolista llegó como una buena incorporación al club de Heliópolis, pero lo que nadie imaginaba es que se convertiría en el “ojito derecho” de todo aficionado al Betis. Esta semana el cántabro volvía a sorprender. Después de lesionarse con la selección española el pasado mes de noviembre, se esperaba que el futbolista estuviera de baja varios meses. Se especuló con su vuelta en febrero, gracias a un tratamiento conservador que le evitaría pasar por el quirófano.

Sin embargo, no ha acabado el mes de diciembre y el futbolista ya está disponible para Pellegrini. Tanto es así que ha entrado en la convocatoria para el partido de esta noche ante el Levante. Pero, lo más importante, ha recortado plazos para poder estar disponible en uno de los partidos más relevantes del calendario: el derbi.

Pese a que hoy no saldrá de inicio, su presencia en el banquillo bético es muy alentadora para los aficionados verdiblancos. Además, también lo será para la plantilla, en la que se alza como uno de los líderes.

Así, una vez más, Canales vuelve a demostrar que las lesiones no son un obstáculo si se trabaja al máximo a diario para volver cuanto antes. Igualmente, vuelve a evidenciar que su amor por el fútbol es mucho mayor al sufrimiento que pueda provocar una lesión. Y con todo ello logra ganarse un poco más al aficionado bético. Y es que en las gradas del Benito Villamarín pocas cosas hay que gusten más que un futbolista con coraje y que sea la representación viva de la superación personal.  

El mago ha vuelto antes de tiempo, y los béticos desean que el balón esté cuanto antes en las botas de su 10.

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