Carlos Henrique José Francisco Venancio Casimiro, conocido simplemente como Casemiro, centrocampista del Real Madrid, nació en São José dos Campos, municipio de São Paulo, Brasil. Curiosamente, es una de las mejores ciudades del país, sede de importantes multinacionales en tecnología y telecomunicaciones, entre otras áreas. Sin embargo, como sucede en buena parte del mundo, detrás de la abundancia también está la pobreza, y no todo es color de rosa. En el caso de Casemiro, le tocó conocer y vivir en la parte más desfavorecida de su municipio.
Aparte de tener que lidiar con la miseria en la zona donde vivía, las circunstancias familiares tampoco eran las mejores. El mediocentro brasileño es el mayor de sus hermanos, y con apenas cinco años, tuvo que vivir la partida de su padre que se marchó del hogar. En algún momento, comentó en la televisión de su país: “Mi madre tenía que trabajar y nos dejaba solos a mis hermanos y a mí. Nos dejaba la comida hecha y yo llegaba del colegio y la calentaba para todos. Como era el mayor, tenía que cuidar de mis hermanos hasta que ella volvía por la noche”.
Para tener una idea de las limitaciones que sufría la familia en aquel entonces, sus propias palabras son un fiel reflejo de la situación: “Siempre que volvía mi madre, a las 5 de la tarde, pasaba por la puerta de mi casa la señora con el carrito que vendía el yogur Yakult. Como no teníamos dinero para comprar ni uno, mi madre me decía: ‘Vamos adentro que se hace tarde y no quiero que estés en la calle’. Cuando cobré mis primeros sueldos, en el São Paulo FC, llevé a mi madre al supermercado, y compramos una caja especial que traía 80 botellas de Yakult. Entonces, ahora cuando voy a Brasil, que allá es más fácil de comprar, en casa bebo todo el día de eso. Bebo más de 50 todos los días. No es bueno, pero bebo mucho porque es una cosa que me encantaba y no podía beber”.
Ciertamente, su llegada al São Paulo significó un cambio importante en su vida. Antes, cuando jugaba en São José dos Campos, no tenía donde dormir. Es por ello que le pedía a sus compañeros que le dejaran quedarse en su casa para llegar a tiempo a los partidos. Sin embargo, al llegar al club “Soberano”, pudo disponer de ‘comodidades’ a las que no estaba acostumbrado: “En el centro de entrenamiento tenía un sitio fijo en el que dormir. Tenía mi cuarto, aire acondicionado, televisión, equipo de música y comida todas las horas del día. Era un privilegio para mí, acostumbrado a tener que cambiar de casa cada noche. No cabíamos todos en la nuestra, por lo que a veces íbamos a casa de nuestra tía, o de nuestra abuela. Allí teníamos que entrar todos en la misma habitación y en el mismo baño”.
Precisamente en el São Paulo fue donde adoptó el nombre con el que es conocido al día de hoy: “Poca gente sabe que en realidad me llamo Casimiro, porque el apellido de mi madre es así: Casimiro. Cuando jugaba en Brasil, hubo un partido en São Paulo en el que la gente empezó a llamarme Casemiro. Ese día hice un partidazo y decidí que me siguiesen llamando así”.
El brasileño debutó como futbolista profesional, con el equipo “Soberano”, el 25 de julio de 2010. En el 2013, fue cedido al Castilla durante el mercado de invierno. Cuando terminó el préstamo, se finiquitó su traspaso al Real Madrid por seis millones de euros. El 20 de abril debutó en el Santiago Bernabéu, en un partido frente al Real Betis Balompié, con José Mourinho como entrenador. El portugués, antes del encuentro, le llamó a su despacho y le dijo: “Yo te conozco, sé quién eres. Sal y en el primer balón revienta. Eso al Bernabéu le encanta”.
En la siguiente temporada, la 2014/2015, el conjunto merengue lo cedió al Porto de la liga portuguesa. Al finalizar la campaña, el conjunto dragón quiso conservar al brasileño, pero el Real Madrid no lo permitió. El resto es historia: cuatro Champions League, tres Mundiales de Clubes, dos Supercopa de Europa, dos ligas, una Copa del Rey y dos Supercopa de España.
Con un contrato que vence en 2023, y como uno de los indiscutibles de la plantilla, Casemiro aún puede incrementar su palmarés. Muy próximo a alcanzar los 300 partidos, colecciona 30 goles y 24 asistencias, en 286 encuentros durante 21.827 minutos defendiendo la camiseta blanca.
Lo curioso es que su demarcación de mediocentro fue producto de un repentino cambio de planes: “Llegué a São Paulo con 11 o 12 años y había 300 personas. Era para hacer una selección y a lo mejor cogían a 50 jugadores. Yo jugaba de delantero, era ‘nueve’, tenía un buen físico. Me acuerdo que el entrenador preguntó ‘¿quién es portero?’ Levantaron la mano tres. Luego, preguntó ‘¿quién es delantero?’ Vi que levantaban la mano 50. Así que dije que no, que yo no era delantero, había mucha competencia. ‘¿Quién juega de 10?’ Aparecieron otros 50. Luego, dijo ‘a ver, ¿quién es mediocentro defensivo?’ En ese momento se levantaron ocho, así que dije ‘yo, yo, soy mediocentro defensivo’. Cuando me llamaron, me decían que yo no era mediocentro, que estaba ahí por ser delantero y yo decía que no, que era mediocentro defensivo. Ahí empezó todo”.
Con la selección de su país, disputó los Mundiales Sub-17 y Sub-20, resultando campeón en esta última categoría. Cuatro participaciones en Copa América y una en el Mundial de Rusia, completan su periplo en la ‘canarinha’, a la espera de poder clasificarse, como todo parece indicarlo, al próximo Mundial en Qatar.
Realmente, la historia de Casemiro no deja de ser conmovedora y digna de admiración. Un espíritu de superación que le ha llevado, de no tener dónde dormir, o cómo comprar un yogur, a ser considerado como uno de los mejores mediocentros del mundo, por no decir el mejor, en un club de élite mundial como el Real Madrid.
Ese espíritu, que como el mismo definió en una oportunidad, le lleva a “ir por un balón como va por un plato de comida”, es el que lo condujo a superar sus duros inicios. Unos comienzos que nunca olvida, los tiene muy presentes y lo han llevado a ser lo que es como ser humano y como futbolista. Un líder en el vestuario, en las salas de prensa y un ejemplo a seguir por los más jóvenes. Una persona que representa los valores del club a donde quiera que va y con una hija que tal vez llegue a ser más madridista que él, o al menos así lo predijo Florentino Pérez, presidente del club, cuando al saber que nació el mismo día de la fundación de la entidad, señaló: “La mejor fecha. Bien, Case, será una madridista de verdad”.