El Real Madrid recibió al París Saint con ganas de revancha en la cuarta fecha de la Fase de Grupos de la Champions League. Sin embargo, ese deseo contrastaba con la imagen dada en el encuentro anterior entre ambos conjuntos. No estaba bajo sombra de duda el pundonor y el coraje de las jugadoras de David Aznar, pero la diferencia en fuerza y físico fueron evidentes en París, sin que el técnico buscara variantes al respecto.
El técnico merengue ya se mostró consciente de ello en la previa: “Es un partido diferente, partimos de cero, jugamos en casa con nuestra afición. Tenemos muchas ganas de ver el campo lleno y está claro que aprendimos mucho del partido que jugamos hace siete días. Hemos preparado bien el partido y queremos dar una imagen diferente. Estos partidos nos sirven para seguir creciendo y para saber que nos queda un camino por recorrer. Nos enfrentamos contra el actual campeón de Francia y uno de los mejores de Europa y eso para nosotros es una motivación. Somos el Real Madrid y nos gustan estos retos, nos ilusiona jugar contra los mejores. Por eso estamos en esta Fase de Grupos y en este tipo de partidos”.
Por su parte, la goleadora de las últimas fechas, Esther González, señaló en la previa: “Ojalá mañana sea un gran día y el equipo esté a la altura, independientemente de que marque o no, aunque siempre es una motivación. Haré todo lo posible para ayudar al equipo. Hemos aprendido mucho de lo que se hizo en París y estamos todas muy unidas. Va a ser un partido diferente y vamos a ser capaces de sacar puntos. Para nosotras es importante jugar este tipo de partidos. Queremos ver realmente al nivel al que estamos después de siete días, ver que esa imagen va a cambiar mucho. Estamos en nuestra casa, en nuestro estadio, y va a venir muchísima gente a apoyar. Hemos trabajado y analizado cómo se dio el partido allí y cómo queremos que sea aquí”.
La posición del Real Madrid en la tabla aún le hacía depender de sí mismas, pero el puntuar ante las francesas les daría un extra de tranquilidad para afrontar las dos fechas restantes. Aznar optó por un once diferente al utilizado en París, con cinco cambios que invitaban al optimismo. La razón es que más allá de nombres y el coraje que puedan demostrar las jugadoras, en la ida se echó en falta la mano del entrenador para aprovechar las características de su plantilla. En esta oportunidad, se apostó de entrada por el físico que podía aportar Teresa, así como la velocidad de jugadoras como Olga o Møller. Estas últimas, se antojaban ideales para contrarrestar el físico de las francesas y ponerlas a correr para forzar su desgaste. Todas ellas, suplentes en la ida, fueron titulares en el Di Stéfano.
El once de arranque quedó conformado por Misa, Kenti Robles, Teresa, Ivana, Olga, Oroz, Esther, Nahikari, Caroline Møller, Rocío y Zornoza. Además de las tres incorporaciones ya mencionadas, se sumaron la de Misa en el arco y Nahikari García.
Los primeros minutos mostraron al PSG haciendo uso de su fuerza. Sus agarrones y desplazamientos mostraban que la velocidad impresa por el Real Madrid desde el comienzo les incomodaba en su juego. Así, la primera acción de peligro fue para las locales con el cobro de una falta conectada de cabeza por Esther. El 1-4-4-2 hacía lucir un panorama diferente que invitaba a cierto optimismo, pero a la vez, saltaba la duda de lo que pudo haber sido el primer encuentro, si el técnico hubiese introducido variantes a lo largo del cotejo.
Con el correr de los minutos se notaba que las jugadoras del Real Madrid estaban mucho más cómodas y seguras sobre el campo de juego. Las subidas constantes de Kenti y Olga hacían estragos. Esas acciones permitían a Nahikari, Esther y Møller hacer de las suyas. Lamentablemente para las merengues, en el 32’, las francesas se inventaron una falta que solo vio el arbitraje y en la ejecución Marie-Antoinette Katoto consiguió el gol. La escena fue tremendamente teatral, pues ingresaron al área, se salieron, buscaron el lugar idóneo para dejarse caer, mientras Esther reclamaba a todo pulmón.
El primer tiempo culminó con el cero a uno en el marcador. Con estadísticas equilibradas en cuanto a posesión y ataques, pero con un Madrid mostrando una cara muy diferente a la de París. Solo el oficio de las azules y la colaboración arbitral pudieron poner a funcionar el marcador.
Aznar siguió en la línea de buscar más contundencia y arrancó el segundo tiempo colocando a Peter en lugar de Rocío Gálvez. En el 47’, Kenti hizo saltar las alarmas al dejarse caer y pedir el cambio. La mexicana salió del campo cojeando con visibles muestras de dolor y entró Lucía en su lugar. Tres minutos después, nuevamente la velocidad de Olga hizo estragos, pero el remate de Esther fue repelido por la guardameta canadiense Labbé. Al 58’, un nuevo cambio y salió Caroline Møller para que ingresara Athenea del Castillo y aumentar la apuesta de la velocidad y el desmarque.
En el 61’, Esther recibió una advertencia de la principal galesa, Cheryl Foster. Las protestas de la andaluza por sus constantes discrepancias con la colegiada, compartidas por el público del Di Stéfano, le generaron el aviso. Misa se sumó apenas minutos después al no estar de acuerdo con un saque de esquina pitado. A estas alturas del partido ya era más que evidente un arbitraje con aires de protagonismo.
De Almeida se ganó la amarilla en el 65’ al impedirle a Misa sacar un balón para buscar el contragolpe. Tres minutos más tarde, Olga Carmona ensayó un disparo que parecía ser un centro al principio, pero se transformó en un disparo con mucho peligro. En la jugada siguiente, Karchaoui incrementó la cuenta de las parisinas al conseguir la segunda anotación del cotejo. Del uno a uno se pasó al cero a dos en un instante y ese gol enfrió los ánimos merengues.
Oroz y Abelleira salieron en el 72’, para dar entrada a Marta Corredera y Aurélie Kaci, esta última reapareciendo de su lesión. La autora del segundo gol francés salió lesionada en el 75’ y entró Cascarino en su lugar.
Los diez minutos finales mostraron a un Real Madrid más animado hacia la portería contraria. En el lado francés, Bachmann salió en el 82’ para que entrara Baltimore. En el 87’, un nuevo error arbitral concedía un saque de esquina que sorprendió a las propias parisinas y provocó la silbatina general de la afición. Los cinco minutos de añadido no cambiaron la papeleta, más allá de una amarilla para Esther que nadie se podía creer, pero que fue conseguida con oficio al pegarle un balón al momento de cobrar una falta.
Sin duda alguna, el Real Madrid mostró una cara muy diferente a la que enseño en París. Ayudó también el técnico, que probó cosas diferentes que fueron importantes y no se le vio inactivo como en la ida. Cierto es que faltó pegada, pero no se deslució ante un equipo con mucho más oficio y experiencia en la competición.
Por lo pronto, el conjunto blanco conserva la segunda posición que deberá certificar en los dos próximos encuentros el próximo mes de diciembre. El ocho la cita será en Islandia, contra el Breiðablik, a las 21:00h. El último será en casa, el dieciséis, contra las ucranianas del Kharkiv, a las 18:45h. Como quiera que sea, la cara mostrada no fue la misma de París.