No habían pasado ni 24 horas de haberse muerto el paciente, y sin estar enterrado o cremado todavía, ya las redes sociales hervían. Las imágenes, algunas más elaboradas que otras, iban y venían. Pero, antes de ahondar en ellas, aclaremos la metáfora.
Cual si se tratara de una penosa enfermedad, los aficionados del fútbol, en especial los madridistas, asistíamos a la evolución del caso Mbappé. Durante un año, se ha seguido la progresión del paciente. Se abrigaron esperanzas de tenerle ‘en casa’, cuando Florentino Pérez puso, sobre la mesa, 200 millones para llevarle a Chamartín. No pudo ser, pues los ‘médicos de turno’ se negaron al traslado. Meses después, un nuevo intento que contó con el sí del involucrado.
El ‘asunto’ es que fue un sí a la antigua usanza. Y es aquí donde hago un paréntesis para dejar clara la tristeza de quien les escribe. Es lamentable el hecho de que algo tan hermoso y tan valiente, como ‘la palabra’ de una persona, se haya convertido en ‘antigua usanza’. Resultó entonces, que el paciente dijo ‘sí’, pero no firmó, y ahí murió todo el asunto. Y como, más tarde, o más temprano, sucede en la vida diaria de todos nosotros, tocó enterrar al fallecido, y seguir adelante.
Aclarada la metáfora, volvamos entonces al tema de las redes sociales y las imágenes que comenzaron a circular. No me refiero a los famosos memes que rodaron a más no poder. Me refiero a un afán, hasta cierto punto infernal, de buscar otro(s) fichaje(s) que ahogara(n) la decepción sufrida. Miles de dibujos con un césped y once jugadores cual de cromos se tratara. Es decir, para ponerlo más claro, repetir un ‘caso Neymar’, cuando el Barcelona se vio de la noche a la mañana con 222 millones de euros. En ese entonces, la directiva culé corrió a tapar la debacle y se gastó más de lo que recibió, para traerse a Coutinho y Dembélé. Y aquí aprovecho para hacer otra aclaratoria, y dejar patente que no es mi intención analizar los resultados de tamaña decisión.
En mi opinión, estas cosas no se deben tomar con prisas y a la ligera. Que el fichaje del francés hubiera significado un salto de calidad, es indudable. Ahora bien, los invito a detenernos por un momento y ver que el próximo fin de semana, el Real Madrid estará disputando la final de la Champions. Un lugar, a donde llegó sin ‘el pretendido’. Además, arribaron con una dupla de ataque que se marcó 65 goles y 35 asistencias entre ambos. Unas cifras por las que se comenzó a suspirar y añorar cuando salió una leyenda llamada Cristiano Ronaldo. Hoy, esos números están y no hay que buscarlos en la calle.
No quiero decir con esto que no se debe mirar hacia el futuro, e ir fabricando los movimientos que se considere necesarios para fortalecer la plantilla. Pero, es que así como está sucediendo con el caso Mbappé, también muchos se han ‘despachado’ de lo lindo con figuras que están dentro del plantel. Un ejemplo de ello es Dani Carvajal. Cierto es que al de Leganés le ha costado encontrar de nuevo su nivel, pero ¿alguien se ha detenido a pensar en el calvario por el que ha pasado? La memoria corta, de la que tanto adolecemos hoy en día, se olvida de que apenas la campaña anterior el equipo terminó destrozado físicamente. Más de 60 lesiones musculares que marcaron un récord en la institución y que, en algunos, dejó más huellas que en otros. Pues eso se pone a un lado, para pedir a gritos la salida del canterano.
Poco a poco, cuerpo técnico y preparadores físicos han llevado, conjuntamente, el caso del lateral. En la medida que ha acumulado partidos, se puede apreciar su evolución positiva. Ahora bien, continuando en ese apartado, podemos apuntar ahora al tema de Eden Hazard. Sí, al belga que unos cuantos olvidan que está en la plantilla. No pocos han pedido también su salida. Cierto es que, en su primera temporada, él no se tomó en serio su estado de forma y, hasta ahí, todos de acuerdo. Pero, volvamos de nuevo a un ejercicio de memoria. Recordemos entonces como su condición física se deterioró después de aquella entrada sufrida a manos de su compatriota, Thomas Meunier. Otro calvario que puede haber llegado a su fin con el reciente retiro de la placa de su tobillo. ¿Por qué no pensar que la próxima temporada pueda al fin demostrar su calidad en la plantilla?
Para aquellos que asocian a Hazard con un nuevo ‘caso Bale’, valdría la pena recordarles que la actitud de uno y otro no se acercan en lo más mínimo. No hay más que ver las imágenes de la celebración de la consecución de LaLiga N°35, donde tuvo gestos afectuosos con la afición. Esto, a pesar de los nervios iniciales que mostró, pues nadie mejor que él para saber cuál fue su aporte al título. Pero, lo importante es que estuvo ahí, se mostró, participó y, sobre todo, aprendió de algo. Así como el galés nunca se repuso con el aficionado, por su tristemente célebre caso “Gales, golf, Real Madrid”, el belga sí supo disculparse por sus risas después de la eliminación a manos del Chelsea. A partir de ahí, no hubo nuevos deslices.
Así como estos dos ejemplos, hay otros en la plantilla, con los que podría llenar cuartillas y cuartillas. No es la idea hacerlo. Pero, el mensaje que sí quisiera transmitir es el de tranquilidad. ¿Recuerdan cuántos criticaron a Ancelotti a poco de comenzar? ¿Cuántos dijeron que el equipo no llegaba? Pues se ganó LaLiga con trece puntos de ventaja, incluyendo cuatro partidos de ‘entrenamiento’ después de obtener el título y el sesteo del Clásico. Además, se trajo a casa la Supercopa de España y el próximo fin de semana estarán en París para disputar la final de la Champions. Todo esto, con esta plantilla, no con los nombres que suenan, sino con los que están.
Que hay que reforzar el primer equipo, no hay duda de ello. Pero, dejemos de pensar en una figura salvadora, en un Mesías. He llegado a leer estos tres nombres: Cristiano, Lewandowski y Dembélé. ¿Hace falta recordar que pensar en los dos primeros es sinónimo de inmediatez? ¿Hay que acordarse que la figura del francés ha estado compitiendo, de tú a tú, en propaganda, con cualquier populismo político? ¿Somos capaces de apuntar qué méritos reúne el extremo del Barcelona para que algunos le vean de blanco?
El club está reforzando posiciones clave con jugadores de alto nivel. Uno de ellos, muy probablemente, será Rüdiger, para terminar de completar una línea defensiva de ensueño. A la par de la evolución de los que ya están, como Valverde y Camavinga, se está trabajando en Aurélien Tchouaméni. Resulte o no el fichaje del mediocentro del Mónaco, todos sabemos que sería un refuerzo de lujo para ayudar a Casemiro. En agenda suena Jude Bellingham, tal vez, para el próximo año. Sean estos nombres, u otros, está claro que se está armando el mediocampo que sustituya al que, tal vez, haya sido el mejor de la historia.
Finalmente, la delantera. ¿Alguien duda hoy en día de lo que aportan Benzema y Vinícius? Sumemos a esto la explosión de Rodrygo y la posible resurrección de Hazard. ¿Hace falta más? Seguro que sí, pero con visión de futuro, a largo plazo. No caer en lo que tanto se ha criticado en los ‘clubes estado’ que, a fuerza de dinero, se dedican a construir un álbum de cromos. Veteranos y noveles con proyección es la receta y, con ella, tan mal no le ha ido al Madrid. Y si queremos a alguien más consolidado, no nos olvidemos, dentro de poco, de un tal Erling Haaland.
El noruego se ha trazado una hoja de ruta que ha pasado desapercibida para muchos. Un plan con salida garantizada que le aparta de dimes, diretes y peleas entre clubes. Comenzó en el Salzburgo y, tras su explosión en la Champions, recaló en el Dortmund. En ese entonces fueron 20 millones de euros, con una cláusula de salida entre 60 y 75. Muchos dijeron que era una ganga ¿pero se detuvieron a pensar que los alemanes triplicaban su inversión? De ahí, al City, con otra cláusula de salida estipulada en 150, es decir, el doble del pago por el traspaso.
Si en estos dos años, Haaland muestra un rendimiento digno del mejor club del mundo, alejando el fantasma de sus lesiones ¿no se convierte en una posibilidad? No olvidemos que, para ese entonces, ya tendremos un Benzema prácticamente de salida. Entonces, un último llamado a la tranquilidad. Por favor, no pidamos replicar un ‘caso Neymar’. Tengamos paciencia, no hagamos críticas a la ligera y seamos más analíticos que emocionales. A fin de cuentas, los números están ahí y ¿hay algún club que los supere?