Aún tengo frescos en mi memoria los recuerdos de los ‘análisis’ de propios y extraños, hace un año atrás. La funesta temporada que se le avecinaba al Real Madrid era poco menos que apocalíptica y con el correr de los primeros partidos, más se despachaban los ‘expertos’ a gusto. Una de las mejores que recuerdo es que el equipo se fundía y no pasaba de enero. Esto porque la sumatoria de esfuerzos y edad de los jugadores así lo vaticinaba y garantizaba.
Mientras más vuelo tomaba el equipo, más cerca estaba el apocalipsis. Se ganó la Supercopa de España, pero eso no hizo sino acrecentar los malos augurios. A fin de cuentas, se iba a pagar el esfuerzo y, como para darle más alas, el Real Madrid quedó eliminado en la Copa del Rey.
Lo más llamativo del asunto es que una buena parte de los vaticinios provenían de un importante sector de la afición. Ni que hablar del periodismo supuestamente afín al club. Como reza el dicho popular, “con amigos así, para que quiero enemigos”.
Pues resulta que al sol de hoy, todos sabemos cómo terminó la historia. Sin embargo, para lo que les voy a comentar después, parece que es menester recordarlo. La Supercopa de España en el bolsillo del Madrid, precisamente en enero. Luego, llegó LaLiga N°35, cerrada con trece puntos de ventaja sobre el más inmediato seguidor. Esto, sin olvidar que pudieron ser unos cuantos más, de no haber regulado esfuerzos. Finalmente, la Decimocuarta Champions, en una ruta épica que la catapultó a una de las mejores de la historia, o la mejor, según el cristal con el que se mire.
En esa Decimocuarta cayeron, uno tras otro, todos aquellos que, para los mismos ‘analistas’, representaban el nuevo orden mundial del fútbol. El París Saint-Germain con ‘el mejor tridente del mundo’. Luego, el hasta ese momento vigente campeón europeo, el Chelsea. Después, el club que dirige el inventor del fútbol, el Manchester City. Finalmente, ‘la orquesta’ dirigida por el que debió ser el entrenador del Real Madrid, el todopoderoso Liverpool. Un club que, dicho sea de paso, reactivó el mantra de la ‘venganza’, por la supuesta afrenta de un defensa central que, haciendo su trabajo, osó “lesionar a propósito” a su delantero estrella.
A pesar de que esta historia está ahí, a la vista de todos y vivida con pelos y señales, parece ser que no se ha aprendido la lección. Los últimos días, el asunto ha ido en aumento, y se ha visto aderezado por otros ‘análisis’ donde hacen su aparición las tristemente célebres palancas. Y no las llamo así por un asunto de preferencias futbolísticas. Lo hago por no compartir, ni el relato, ni la propaganda, ni el concepto.
Para no ahondar mucho en el tema, lo pondré así. Los inventores del axioma aquél, de que la cantera era la base, no solo de su equipo, sino del mundo fútbol, incluida la selección, cambiaron de opinión. Resultó que el asunto no era tan así. Hacían falta fichajes con nombre, no importa su edad, sino que tengan eso, nombre. Pero, como para ello no había dinero, sino deudas, había que vender patrimonio. Es decir, la cantera no es tal y hay que vender los activos, porque en la vereda del frente ya tienen 14 Champions y 35 Ligas. No importa si mañana no hay pan, o si viene una hecatombe parecida a la reciente pandemia que sumada a una gestión nefasta les arruinó. Lo que importa es el hoy y, del futuro, que se encargue la siguiente directiva.
Pero volvamos ahora, a las predicciones astrológicas de ciertos sectores para el Real Madrid, con un ejercicio de memoria. La temporada pasada, se consolidó una corriente en cierto sector de aficionados que clamaba por un ‘volantazo’. Para ellos, Camavinga y Valverde eran los llamados a desplazar al tridente que Carlo Ancelotti llamó hace poco el “Triángulo de las Bermudas”. Pero, no solo el centro del campo estaba en entredicho.
Más de uno pidió la cabeza de Dani Carvajal y de su suplente, Lucas Vázquez. Al primero de ellos, incluso le llegaron a achacar una supuesta falta de nivel para estar en el Real Madrid. Ni se diga del extremo gallego reconvertido a lateral. Los ‘directores deportivos’ de sillón clamaron al unísono por traer otros activos ‘de nivel’. Esto sin contar las críticas feroces por la pasada venta de Achraf Hakimi.
De la delantera, ni que decir. Una buena parte dudaba de Vinícius, Rodrygo, Benzema, Hazard y paremos de contar. El colofón del asunto fue el ya mencionado al comienzo, el Madrid no aguantaba y en enero se derrumbaba. Entre la edad y el físico, nada había que hacer. A esas alturas, las predicciones apuntaban a que Ancelotti era poco menos que tonto y Antonio Pintus era un recién llegado al tema de la preparación física.
Los triunfos alcanzados, traducidos en tres trofeos en las principales competiciones calmaron las aguas, pero solo por pocos días. No se habían enfriado aún las celebraciones cuando volvieron a aparecer los temas. Con la confirmación de la llegada de Antonio Rüdiger y Aurélien Tchouaméni ya se vislumbraban de nuevo esos ‘vientecillos’ en el ambiente. Pero cuando el Real Madrid empezó a disputar los encuentros del Soccer Champions Tour, se alcanzó punto de ebullición. Ya Casemiro no hace falta y Mendy sobra. Tenemos a Rüdiger y al francés hay que venderlo, además “se lesiona mucho”. El tridente del mediocampo debe quedarse en el hangar porque Tchouaméni, Camavinga y Valverde son los nuevos iluminados. Eso sí, que nadie se olvide de fichar delanteros.
El que les escribe no pretende hacer un tratado de psicología para analizar las reacciones de un importante sector de aficionados y analistas, año tras año. No, no es la idea. Pero si de algo quisiera que sirviera este escrito es para hacer un llamado a la calma. Principalmente, porque los resultados avalan a esta segunda etapa de Ancelotti y enésima de los suyos que, por más que se diga, no se cansan de ganar títulos.
El potencial de la segunda unidad del Real Madrid es innegable y, como en la vida, llegará el momento en el que los más veteranos cedan el testigo a los más jóvenes. Es ley de vida, más aún en el deporte, pero no nos apresuremos. Más de uno ya hubiese sentado a un tal Luka Modrić, con tan solo consultar su DNI, próximo a cumplir 37 veranillos y ahí está el croata con la ambición y la fortaleza que ya quisieran muchos jovencitos de 18.
Y para terminar, algo más delicado y que tiene que ver con la salud de cada quien. Si a alguno de nosotros nos echan de nuestro trabajo, por razones médicas, de seguro elevaríamos las voces y bien alto. Estamos más que conscientes que en el deporte el físico priva y mucho. Pero, si cada vez que alguien tiene un problema, lo apartamos y prescindimos de él ¿a dónde vamos a llegar? Que Dani Carvajal y Ferland Mendy vivieron momentos malos de salud, está fuera de discusión, pero ¿quién de nosotros no los ha sufrido? Ahora bien ¿alguien se atreve a dudar de sus cualidades? Yo no lo haría, ni los daría por muertos y si no, pregúntenle al flamante nuevo delantero del Liverpool que no vio luz en la final, gracias al de Leganés. O a aquél del Manchester City que vio frustrado su gol sobre la línea de meta.
Los mismos argumentos son válidos para un tal Hazard. Nadie discute que su llegada al Madrid no fue lo mejor en lo físico, rayando incluso en lo no profesional. Pero, a partir de ahí, el calvario con el bendito tobillo no es para deseárselo ni al peor enemigo. Un tema donde se juntaron el hambre con las ganas de comer. Decisiones médicas y personales para tomar una vía u otra, tratamiento conservador o agresivo, es decir, como diría aquel escritor, ‘to be or not to be’. Seguramente algunas de ellas no fueron correctas, como corresponde a toda gestión donde intervienen humanos. Hay errores y aciertos. Ahora, supongamos por un momento que al fin se dio con la tecla y el belga por fin se ha recuperado ¿no merece una oportunidad? No pensemos que se llama Hazard, pensemos que puede ser cualquiera de nosotros, en cualquiera que sea nuestro ámbito laboral.
A todas estas, la conclusión que quiero compartir con ustedes es que sí, es cierto, tenemos ‘Unidad B’… pero, por favor, no perdamos la cabeza. Tiempo al tiempo y démosle a los más veteranos ese respeto que muy bien se lo han ganado en el campo. Un respeto que viene dado, no solo por los títulos, sino por el profesionalismo y entrega demostradas.
En cuanto al resto de equipos y, en particular ‘el apalancado’, que sean ellos los que hablen y cuelguen pancartas. Que su preocupación sea la de inventar cánticos para celebrar la no llegada de Mbappé. Una situación que, por cierto, quien les escribe ha llegado a agradecer. Sí, porque aunque me hubiese gustado verle de blanco y defender el escudo merengue, visto lo visto, creo que no reúne algo que va más allá del excelso manejo del balón.
Sin valores, ni respeto, la calidad ya no importa. Y de eso, tienen y en abundancia, la plantilla del Real Madrid, apartando un par de casos que todos sabemos y no hace falta nombrar. Su ausencia nos dará la oportunidad de ver otros activos que ya tenemos, que a veces no apreciamos, ni valoramos lo suficiente. Unos que, por cierto, formaron parte de remontadas y salvaron goles en contra. Unos que, con el complemento de la ‘Unidad B’, seguirán sumando éxitos. Calma, paciencia, que los fichajes lleguen cuando deban de llegar, con una buena gestión. Esa misma que ahorró en tiempos de vacas gordas, que le dio tiempo a crecer a lo que había y que, cuando llegaron las vacas flacas, siguió sumando conforme a su historia. Esto es lo que creo y que pase, lo que tenga que pasar.