El tema de las faltas recibidas, por los jugadores del Real Madrid y, en particular, Vinicius Júnior, está tomando dimensiones preocupantes. Más aún, cuando en los últimos partidos de LaLiga, contra el Rayo Vallecano y Cádiz, los espectadores presenciaron agresiones, que ni siquiera inmutaron al arbitraje. Algo inaudito, en estos tiempos de VAR.
Nunca faltan las voces que invitan a mirar para otro lado. Algunas surgen del lado de los analistas, donde los colores toman un papel significativo. Otras vienen de los propios agresores, como en el caso de los equipos mencionados. Hace, apenas, unos días, fue Balliu, jugador del Rayo, que aseveró sin complejo alguno: “A jugadores así es difícil pararlos, había que buscar esos truquitos, o ese otro fútbol”. Esos “truquitos” a los que se refería, fueron la colleja que le dio a Vinicius con las dos manos y que quedó saldada con el regaño al brasileño. Sí, a Vinicius. Además, otro jugador del Rayo, Isi, hizo volar al delantero con un empujón hacia el banquillo. Esto solo por nombrar un par de ellas.
Ahora bien, en el último partido de LaLiga, la cuestión fue a más, pues los agresores culparon a los agredidos. Primero fue Fali, que le soltó un puñetazo a Rodrygo Goes, sin que los árbitros en el césped, o los que están frente a las cámaras, se dieran por enterados. No conforme con ello, al terminar el partido manifestó: “Al final es verdad que sí que le doy. Dice que es un codazo y yo le digo que no. Le intento parar e intento agarrarlo […] En esta acción quizá me pasé un poquito. La verdad que le doy bastante. No es para hacerle daño. La imagen parada parece que es más de lo que es. Le intento agarrar de la cabeza”.
Eso sí, el colmo llegó cuando el propio Fali exigió respeto: “Hay ciertos límites que no se pueden sobrepasar. Le he intentado parar, se me ha escapado y lo he intentado coger. Lo siento por eso […] De Vinícius no voy a decir nada. Prefiero no decir nada. Un club como el Real Madrid debe controlar ciertas actitudes. Hay que respetar un poco más porque somos compañeros”. Así es, amigo lector, el agresor que le suelta un puñetazo a Rodrygo, exige respeto.
El otro jugador del Cádiz que habló en sus redes sociales fue Alejo. Tal vez, agrandado por la pasividad arbitral que le permitió cinco faltas dignas de tarjeta, antes de ver la primera amarilla. El vallisoletano soltó esta perla: “Una pena que grandes jugadores rivales no estén a la altura en su comportamiento”… Mejor no comentar y que sea el lector el que saque sus propias conclusiones.
Pero, de lo que sí les voy a hablar es del ranking de jugadores que reciben más faltas en España y las cinco principales ligas europeas. Mejor dicho, hablamos de faltas pitadas, no de las salvajadas que se cometen y en las que los árbitros ven para otro lado. En LaLiga, el líder es Vinicius Júnior, que ascendió a 49 infracciones sufridas. Su más inmediato perseguidor es otro delantero, Enes Ünal, con diez menos, es decir, 39. El podio lo cierran Muniain e Isco, con 34 cada uno.
Cuando nos trasladamos a Europa, Vinicius continúa comandando la clasificación con sus 49 faltas sufridas. En el podio de las cinco principales ligas europeas, le acompañan Mattia Zaccagni, de la Lazio, con 44, y Neymar, con 43. Imagine, amigo lector, si a estas cifras, le sumáramos las que no se pitan. Tal vez, la respuesta sea la que esgrimió el propio Ancelotti, tras el partido contra el Cádiz: “LaLiga ha tenido 55 tarjetas rojas, que es mucho. Entonces, creo que se han dado cuenta hoy de esto y, por eso, no la han sacado (acción de Fali)”.
Sea cuál sea la razón, lo cierto del caso es que, a la luz de lo que se está viendo últimamente, estamos entrando en una espiral peligrosa. Agresores que se visten de víctima y salen a declarar como si nada. Árbitros que no se dan por enterados. Agredidos que alzan la voz, dentro y fuera del césped. Y yo les pregunto, amigos lectores, ¿habrá que esperar a que suceda una desgracia? Dios nos libre de ello, por las personas y por el espectáculo, pero si no se toman medidas a tiempo, esto no pinta bien.