Álvaro Morata, delantero del Atlético de Madrid, se ha visto envuelto en una constante marea de polémicas desde que aterrizó en la capital, generada en gran parte por voluntad propia.
El pasado es tiempo que jamás volverá a ser, obligando a uno a mismo a ser consecuente con las acciones anteriores que, no obstante, marcaron el futuro de la propia persona. Morata es de esas personas incapaces de negar un pasado que desgraciadamente para él, es una realidad.
El delantero español es criticado y amado por dos bandos diferentes, dos aficiones por muchos años enfrentadas. Morata, quien creció en la cantera del Real Madrid, ha madurado y dado sus primeros pasos en la élite desde todas las disciplinas del club blanco, se haya en un presente muy distinto, portando la elástica rojiblanca.
La salida en busca de minutos de desarrollo profesional le condujo hacia Turín, donde disputó dos años con un buen rendimiento deportivo. El gran momento de Álvaro le condujo a la que textualmente citó como su casa. Los caminos entre él y el Real Madrid se volvieron a entrelazar en una comunión que fue, ante todo muy fructífera.
Cansado de un rol secundario, el español tomó la iniciativa de emprender una nueva aventura hacia la Premier League. Fichado al Real Madrid por 80 millones, el Chelsea se hizo con los servicios de Morata. En una travesía llena de altibajos, su destino en Londres parecía sentenciado a una posible marcha con destino indefinido.
Las alarmas se incendiaron cuando los que parecían ser rumores fueron tornándose en forma de una oferta rojiblanca. Instintivamente, parecía una locura pensar que fuese Álvaro Morata quien aceptase dicha operación. Ya concretada la cesión con opción a compra de los colchoneros, el ruido crítico por parte de la afición madridista no se hizo esperar.
Álvaro, quien trataba de despejar afuera balones con los insultos y desprecios recibidos, no se limitó a responder con acciones sobre el verde. Ya son bastantes las palabras que el español ha querido dedicar a sus anteriores seguidores, como la que nos acontecieron en el día de ayer. El ‘nueve’ colchonero mantuvo una conversación en directo para el Instagram del tenista italiano Fabio Fognini, en la que se tocaron temas sobre su carrera deportiva.
Respecto a otras épocas pasadas como en Getafe o Real Madrid y su actual vinculación con el Atleti, quiso confesar uno de los sueños que dice no haber podido cumplir: «Cuando era niño era recogepelotas del Atlético. Luego tuve un periodo en el que deje de disfrutar tanto. Sabes, es el camino de un chaval que se divierte a ser profesional. Empiezas con los agentes, los patrocinadores… Sentía mucha presión, además no era titular… Pensé en irme. Luego estuve un año en el Getafe, ¿Lo conoces? Fue un año muy bonito. Y luego fui al Madrid, pero yo con mi papá iba al Calderón y soñaba con jugar allí. Sin embargo, por desgracia, tuve que jugar allí con otras camisetas y no con la del Atlético, pero siempre quise», señaló.
Y es que por más que quiera tratar de dejar atrás el pasado, no se hace tan fácil cuando tu pasado está fuertemente vinculado con las finales de Champions que el Madrid arrebató al Atlético de Madrid: «Las dos finales de Champions contra el Atlético están ahí, pero ahora soy más feliz que nunca», sentenció Morata.
Unas palabras que ante todo no honran al jugador, quien en contraposición a su actual compañero del Atleti y ex-madridista Marcos Llorente, reniega de su pasado criticando a una institución que contribuyó en la formación profesional del mismo. Declaraciones poco críticas que hacen tirar de hemeroteca a quienes no olvidan tan fácilmente, destapando imágenes imborrables y que permanecerán para la historia.