El ‘ingeniero’ – Capítulo 5: La mente de un líder

Una vez finalizada la temporada 2019/2020, ha quedado en evidencia que el Real Betis necesitaba un líder. Un entrenador capaz de ser la cabeza visible de un proyecto que va sin una dirección alguna. Con la llegada de Manuel Pellegrini a Heliópolis, el conjunto verdiblanco garantiza cubrir ese puesto con un técnico experimentado y con la mente de un líder.

Sin ser un entrenador con mano dura, trata de hacer ver al futbolista el compromiso que debe tener por el escudo que representa. Y que cualquier acción que haga, aunque él no la prohiba, puede acarrear una pérdida de la titularidad o falta de minutos. Porque sabe lo que representa el club para un aficionado y pide al jugador que actúe en consciencia.

El jugador debe estar predispuesto al trabajo para poder rendir al máximo nivel, por encima de lo que se espera de él. Mejorar el rendimiento que había demostrado con su anterior técnico es uno de los objetivos que se marca cuando llega a un equipo, aunque para que un jugador destaque a nivel individual requiere de un gran rendimiento a nivel colectivo.

Finalmente, exige respeto. Respeto por la profesión, sus compañeros, el rival y la afición.

Su pasado como estudiante de ingeniería, le han convertido en un técnico muy metódico y con una forma de trabajar muy definida. Trabaja con mucho orden, pero da libertad a sus futbolistas en el ataque. Porque más allá de la táctica está la técnica. Un entrenador puede crear mecanismos, pero si el futbolista no es capaz de enviar un centro preciso y el delantero de realizar la volea correctamente, la jugada no finaliza en gol. Es por ello que la precisión es la clave para poder llegar este y, por ello, a la victoria. El entrenador puede poner las herramientas, pero es el futbolista quien finalmente debe tener una técnica exquisita para que lo diseñado por el entrenador se plasme sobre el terreno de juego.

En este Real Betis, su liderazgo debe despertar a un vestuario que necesita orden. Nadie duda de los conocimientos tácticos de Rubi, ni de su incansable trabajo, pero sí ha demostrado que a nivel de liderazgo deja bastante que desear. La plantilla del Real Betis Balompié nunca creyó en él, ni desde un principio como llegó a confesar en rueda de prensa tras una derrota ante el Granada que toda la plantilla no iba al mismo rumbo. No era capaz de convencer a los jugadores que su método era válido y que les acercaba a la victoria, porque ni tan siquiera estas llegaron de forma regular.

Es por ello que el papel de Manuel Pellegrini a nivel psicológico se antoja esencial. Desde un primer momento deberá elegir las piezas para poder trazar una hoja de ruta. Futbolistas que sean capaces de afrontar momento difíciles y tirar del equipo, porque necesita de jugadores con carácter, capaces de ayudarle en su labor dentro del vestuario.

El fútbol en un 70% es psicológico, y sino que se lo pregunten a Zinedine Zidane que ha logrado levantar a una plantilla que la pasada temporada no daba muestras de vida, llegando incluso a hacerse con el título liguero. En el otro lado de la balanza está el ex entrenador del Real Betis, Quique Setién, que ha perdido la confianza del vestuario del FC Barcelona, si en algún momento la llegó a tener, y se ha demostrado en los resultados cosechados, perdiendo LaLiga pese a ser líder en su llegada.

Su trabajo en ese aspecto marcará el futuro del Real Betis. Porque la actual plantilla no es tan mala como se dice actualmente, ni era tan buena como se hacía creer al principio de temporada. El Real Betis tiene futbolistas para luchar más allá de la salvación.

En el Villarreal vimos la que seguramente fue su mejor etapa como entrenador en el fútbol europeo. Fue capaz de liderar un vestuario que salía a los encuentros con la confianza de que le podía ganar a cualquiera. La intensidad en su juego, era acorde con los resultados que lograba, sacando el máximo rendimiento a unos futbolistas que, por condiciones, no eran mejores a algunas plantillas por debajo en la clasificación.

El liderazgo de Manuel Pellegrini debe ser la base para relanzar el proyecto del Real Betis y que la próxima temporada, que vuelve a ilusionar a los béticos, se convierta en una realidad. Aunque, por supuesto, llegarán momentos donde la corriente trate de empujar con fuerza en el sentido no deseado, y los futbolistas junto al cuerpo técnico deberán remar con fuerza para cumplir con los objetivos.

El ‘ingeniero’ – Capítulo 4: Con cuatro atrás

La llegada de Marc Bartra al Real Betis en el mercado invernal de 2018 cambió de forma radical a un Real Betis que, con Quique Setién en el banquillo, no lograba arrancar. El técnico cántabro trató de hacerle un hueco al central catalán y solventar los problemas defensivos que había sufrido el equipo, con una defensa de cinco.

Los resultados fueron difíciles de mejorar, el equipo logró una racha de victorias que le permitió clasificarse para puestos europeos de forma inesperada, logrando el récord de porterías imbatidas consecutivas. El cambio de esquema había permitido a un Betis que no terminaba de cuajar ser uno de los mejores equipos de la segunda vuelta.

Con Rubi se volvió a la defensa de cuatro, aunque empezó a dar hueco a un Edgar que alternaba la posición de central con la de mediocentro en función de la situación del encuentro. De esta forma permitía al equipo protegerse de las subidas constantes de los laterales. Pero la solución no fue efectiva, y el equipo enseguida se volvió a hundir para convertirse en uno de los equipos más goleados de LaLiga, como viene siendo habitual en las últimas temporadas.

Con la llegada de Manuel Pellegrini se espera una defensa de cuatro, pero con futbolistas de un determinado perfil. En todos sus equipos ha optado por centrales corpulentos, capaces de ganar muchos duelos. Futbolistas que incomodasen al delantero rival y fueran contundentes. Un perfil que, a excepción de Zou Feddal (pese a que es demasiado impulsivo y propenso al error), no reúnen los defensas del Real Betis.

Con una defensa tan adelantada y acumulando a un gran número de hombres en ataque, contar con futbolistas de ese perfil se convierte en una garantía para evitar que puedan recibir los atacantes y realizar ataques, anulándoles.

El mercado de fichajes debe ir encaminado a buscar un perfil que se adapte a las exigencias de su técnico. Que no requiere de centrales tan técnicos para sacar el balón jugado, pues no trata de sacar el balón jugado en caso de presión del rival, sino que busca ganar las segundas jugadas con balones a los delanteros.

No sería de extrañar que futbolistas importantes en el vestuario verdiblanco, como Aissa Mandi o Marc Bartra, hiciesen las maletas para renovar una zaga que, junto a la portería, han rendido a un nivel demasiado bajo.

En el caso de los laterales, cuenta con dos lanzas por ambos lados, más preocupados de atacar que de defender. Todos ellos son aptos para su estilo, aunque está por ver si se buscan alternativas de otro perfil para trabajar en un equipo más compacto.

Carriles exteriores libres para los laterales. El resto de atacantes por carril central.

En el West Ham, apenas llegaban a línea de fondo, guardando siempre a cuatro futbolistas atrás para protegerse de un posible contragolpe. Mientras que en equipos como Villarreal, Málaga y Real Madrid les dio mayor libertad para incorporarse al ataque, acumulando a los jugadores más creativos por el carril central y liberando las bandas para las subidas de estos.

En su línea de cuatro trabaja una serie de mecanismos para tratar de evitar contragolpes del rival, aunque muchas veces exponiendo demasiado a su equipo. Es por eso que busca centrales que en campo abierto sean capaces de ganar duelos.

Cuando un futbolista recibe entre líneas, el central más cercano salta al jugador con balón, para achicar espacios y los otros tres componentes de la línea defensiva se cierran más atrás. Este movimiento impide al poseedor del balón pensar demasiado, forzando la pérdida de balón. Por ese motivo, centrales como Marc Bartra o Mandi, que esta temporada se han visto superados en numerosas ocasiones por regates del rival, se presentan como futbolistas con poco encaje en el equipo de Manuel Pellegrini.

Uno de los centrales va al duelo aéreo. Lateral y central contrario se repliegan para cerrar espacios.

Este movimiento también es propio en los centrocampistas, sobretodo en pérdida en campo rival, donde los dos pivotes saltan al jugador con balón, cometiendo falta o forzando la pérdida para evitar contragolpes cómodos al rival. En ocasiones, con los laterales que han ganado altura, sus equipos dejan espacios para que los extremos busquen el espacio.

Jugadores próximos al poseedor del balón van a forzar la pérdida, saliendo a achicar espacios.

A nivel defensivo, a excepción de su etapa en el West Ham, ha sido un entrenador atrevido. Con un bloque medio-alto y buscando la pérdida del rival. Con un perfil de centrales muy definido y que no casa con la plantilla actual, el nuevo Director Deportivo deberá buscar las piezas ideales para un puzzle que no encaja hasta el momento.

El ‘ingeniero’ – Capítulo 3: El guardián y el guerrero

La mejor noticia para el Real Betis después del confinamiento es el rendimiento de Guido Rodríguez con la elástica verdiblanca. Tras su llegada en el mercado invernal, el centrocampista argentino se vio sin oportunidades para demostrar su valía. Sin embargo, tras la marcha de Rubi, ha disputado todos los encuentros como titular, siendo el ‘guardián’ de Alexis Trujillo.

Todo hace indicar que su importancia irá en aumento y que, con Manuel Pellegrini al frente del Real Betis, el pivote en el once titular tiene nombre y apellido: Guido Rodríguez.

En su habitual 4-4-2, el técnico chileno apuesta por dar equilibrio al equipo con dos mediocentros trabajadores y sacrificados: un guardián y un guerrero. La labor del guardián no es otra que proteger al equipo en transiciones defensivas, de ser ese futbolista que ayude a la línea de cuatro. Y no hay futbolista en la plantilla verdiblanca que encaje mejor que el ex de América. Sus condiciones reúnen los requisitos para destacar en un puesto que hacía años que el Real Betis carecía de un futbolista de garantías.

Javi García, en su primer año, realizó esta labor, sin demasiada continuidad y con un futuro que, a día de hoy, parece estar lejos de Heliópolis, pese a que Pellegrini lo tuvo a sus órdenes en aquel Manchester City campeón de la Premier League. Guido es un futbolista con mayor recorrido, capaz de transitar de forma rápida, con despliegue físico y capacidad de recuperación. Un salvaguardas para la portería verdiblanca.

Noble – Rice, Fernando – Fernandinho, Lass – Gago, Toulalan – Iturra, Marcos Senna – Bruno. Todas ellas parejas de muchísimo trabajo y sacrificio con las que ha contado ‘el ingeniero’ en sus anteriores etapas, dando mayor libertad a los jugadores de banda y delanteros para moverse por el carril central en caso de pérdida de balón.

Porque aunque la propuesta de Pellegrini es ofensiva, requiere de futbolistas con otros perfiles. Jugadores con mucho recorrido y sacrificados para poder liberar a los atacantes.

Pero ese guardián necesita de un guerrero, que pelee en el campo de batalla. Un futbolista todoterreno, que abarque muchos metros. Capaz de incorporarse al ataque, pero transitar rápidamente a posiciones defensivas para proteger al equipo. Un pulmón. Y para ese puesto Andrés Guardado es el futbolista que mejor casa. Su veteranía y trabajo le convierten en un futbolista idóneo para un rol así, pero sus constantes lesiones unidas a su edad le alejan de ser ese futbolista titular indiscutible que dispute casi la totalidad de las jornadas ligueras.

Noble, con más libertad, realiza un desmarque de ruptura, mientras Rice más retrasado, está atento a una posible pérdida. Felipe Anderson, para un rechace.
Rice libera espacio para que Noble pueda recibir en apoyo. Movimientos constantes de los mediocentros para generar espacios. En Villarreal era Marcos Senna ese futbolista que realizaba constantes desmarques de ruptura para estirar el equipo y generar arrastrar a rivales.

William Carvalho, como se vio ante el Atlético de Madrid en el Wanda, puede ser un buen acompañante para Guido Rodríguez, pero su futuro está en el aire tras la necesidad reconocida de hacer caja para reforzar algunos puestos.

Probablemente, la dirección deportiva del club, junto al esperado director deportivo, deberán recurrir al mercado en busca de un futbolista que encaje en ese rol.

En Villarreal, sin extremos para optar por dos interiores con total libertad, en una especie de 4-2-2-2, uno de los pivotes, como era Bruno Soriano, ayudaba en la salida con una línea de tres, proyectando a los laterales. El otro pivote se situaba entre la defensa y los jugadores de ataque, que se situaban cerrados para dejar los carriles exteriores para la subida de los laterales. Libertad total para los dos delanteros y los interiores, para conectar en espacios reducidos y finalizar las jugadas.

Bruno lateraliza su posición para ayudar en la salida de balón. Marcos Senna más adelantado para fijar al rival y permitir a los jugadores de ataque libertad de movimientos.
Los dos interiores y delanteros moviéndose por el carril central con libertad de movimientos, laterales proyectados en ataque y Marcos Senna atento a una posible pérdida.

En West Ham, careció de futbolistas de este perfil, para asociarse en carril central a pierna cambiada y que sus laterales alcanzasen posiciones de ataque. Siendo un equipo más previsible y que tenía más problemas para asentarse en campo rival.

En Heliópolis se va a encontrar con futbolistas de un perfil más parecido al que se encontró en su primera etapa en LaLiga con el submarino amarillo. Donde podrá ejercer una presión más adelantada y asentarse en campo rival, como ha venido haciendo el equipo en las últimas temporadas.

El guardián y el guerrero del Real Betis están por decidirse, pero todo hace indicar que Guido Rodríguez será uno de los ocupantes de ese doble pivote. El otro, una incógnita.

El ‘ingeniero’ – Capítulo 1: El 4-4-2 como base

Manuel Pellegrini llega al mando del Real Betis para liderar un proyecto que ha perdido el rumbo. Sin un capitán que dirija a la tripulación, la plantilla del conjunto verdiblanco trabajaba sin un objetivo claro ni una estructura definida.

Se espera que el chileno dé solución a todos estos problemas, evitando un giro radical en el camino que estaba siguiendo el club desde la llegada de Quique Setién a Heliópolis.

Tras la marcha del cántabro, se esperaba que Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ puliese a un equipo que, hasta ese momento hacía más cosas bien que mal. Sin embargo, el catalán, lejos de mejorar en ciertos aspectos al equipo, empeoró los registros que había cosechado Quique Setién al frente del Real Betis y, siendo aún peor, su equipo daba coletazos sin saber ni cuál era ni cómo se conseguía el objetivo.

Una temporada que, por más que le pese a Alexis Trujillo, no puede nombrarse como aprobada a pesar de evitar el descenso, ya que el Real Betis actual es peor a ese que dejó el actual técnico del FC Barcelona, que ya dejaba dudas en algunos aspectos.

Manuel Pellegrini llega a Heliópolis con un nuevo libreto, lejos quedan los 5-3-2, 4-3-3 y variedad de sistemas que han ido empleando los técnicos verdiblancos en las anteriores temporadas. El entrenador chileno tiene el 4-4-2 como base a su trabajo.

Sin embargo, se muestra totalmente abierto a la libertad de movimientos. Su 4-4-2 no es estático, más bien todo lo contrario. Si el extremo por derecha debería estar encarando al lateral, en el sistema de Pellegrini se encuentra buscando un balón entre líneas o dando apoyo al extremo contrario. Porque, como bien ha dicho el técnico en varias entrevistas, “el sistema no tiene importancia, lo importante es la idea futbolística”, y así es como trabaja con sus equipos.

La estructura defensiva acostumbra a situarse en 4-4-1-1, dos líneas juntas y adelantadas en un bloque medio-alto. Un delantero que trata de cerrar el cambio de banda, para encerrar al rival en un costado, mientras que el mediapunta cubre al pivote para que este no pueda recibir.

Felipe Anderson cubre el pase al pivote rival, Jorginho, y Michael Antonio, como delantero, cubre al central de lado contrario.
Yayá Touré como mediapunta cubriendo al pivote contrario y el delantero se empareja con un central. Misma estructura que en la imagen anterior.

Pese a ser un técnico que busca el control del partido a través del balón, trata de exponerse lo mínimo ante el rival, presionando en zonas avanzadas cuando la situación lo permite y tratando de forzar el error del rival en zonas intermedias, sobretodo durante su etapa fallida en el West Ham.

En ataque, difiere bastante del fútbol de Quique Setién, por más que se hable de un estilo continuista. El técnico chileno no quiere dormir el encuentro, ni defenderse a través del balón, sus ataques son vertiginosos, acumulando muchos hombres en área rival y buscando hacer daño con los dos extremos, además del delantero y ‘mediapunta’. Los laterales no se proyectan hasta que la jugada no queda pausada y el equipo se encuentra totalmente instalado en campo rival. De esta forma, se cubre de un posible contragolpe con su defensa de cuatro y el mediocentro más conservador. Así fue sobretodo en su última etapa al frente de los ‘hammers’, donde sus laterales apenas pisaron campo rival. Sin embargo, en etapas anteriores logró proyectarlos en zona de ataque, con figuras como Eliseu en el Málaga, Capdevila en el Villarreal, Marcelo en el Real Madrid…

Además, trata de evitar la salida de balón forzada desde atrás. Pocas veces arriesga en campo propio, buscando continuamente al delantero referencia y ganando la segunda jugada.

Los extremos, uno siempre a pierna cambiada, busca jugar por zonas centrales como segundo mediapunta, permitiendo proyectarse al lateral para generar situaciones de 2 vs 1 contra el rival en banda para mandar centros laterales acumulando muchos hombres en el área rival.

Centro lateral, un jugador corta en apoyo, dos buscan el remate y dos el rechace. Cargar el área para encontrar remates.

No obstante, al no cerrarse a un sistema, en ocasiones sitúa al mediapunta como ‘interior’ a más altura, convirtiéndose en un 4-3-3 o 4-1-4-1. En todos sus equipos ha tratado de sacar el máximo rendimiento a sus futbolistas y ofrecer un fútbol ofensivo y vertical, sin olvidarse de la defensa, aspecto que ha penalizado al conjunto verdiblanco en la última década, con cifras que le impiden luchar por puestos europeos.

Su línea de cuatro trabaja en conjunto, y los extremos, pese a realizar labores de ataque, bajan hasta altura de tres cuartos, a partir de ahí dejan la marca para atacar el espacio en caso de recuperación.

Su idea de juego encaja con el conjunto verdiblanco, sin embargo, requiere de algunas piezas que actualmente la plantilla del Real Betis no dispone. La labor del director deportivo, en consenso con el recién anunciado nuevo técnico del Real Betis Balompié, debe ir dirigida a garantizarle a Manuel Pellegrini un once de garantías para luchar por el objetivo, que no es otro que luchar por Europa. Todo hace indicar que será la última bala de Ángel Haro y Catalán, de no cumplir con el objetivo, su futuro penderá de un hilo.

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