Si hay una palabra que define a lo que está viviendo esta temporada el Eibar es altibajos. Este año, se han vivido partidos de muy buen nivel como el empate en el Camp Nou, la victoria en el Sanchez- Pizjuán o el cero a dos en el Villamarín. Pero también situaciones realmente malas, como la dinámica que atraviesa en estos momentos.
Este fin de semana, el Eibar sufrió un duro golpe para sus aspiraciones por la permanencia en la máxima categoría del fútbol nacional. Con la derrota en Elche, el Eibar se coloca decimosexto, a un puesto del descenso y empatado a puntos con Valladolid y el propio Elche que le suceden en la tabla. Una clasificación engañosa, puesto que el Eibar tiene el “goalaverage” en contra con los licitanos, y se sitúa por encima porque han disputado dos partidos más que ellos.
La situación para los de Ipurúa es desesperante. El equipo perdona muchas ocasiones de gol y comete errores graves en defensa que le están costando muchos puntos. Además, la ausencia de público ha provocado que Ipurúa ya no sea su fuente principal de puntos. De hecho, de las seis victorias que los armeros han cosechado esta temporada, tan solo una ha sido en su casa, un dato realmente alarmante. Esta mala situación se ve bien reflejada en la racha actual del equipo. En total son siete partidos sin ganar: la última victoria fue en Copa frente a Las Rozas, el siete de enero.
Uno de los principales causantes de esta situación es la falta de consistencia defensiva. Desde el partido contra el Granada el pasado tres de enero, que el Eibar ganó por dos goles a cero al Granada, los armeros no han logrado mantener su portería a cero ni una sola vez. Además, es realmente preocupante que, pese a la gran cantidad de ocasiones de gol que generan por partido, no logren marcar una cantidad de goles acorde a los acercamientos al área rival que realizan. Según la página de estadísticas, Understat, el Eibar, debería haber anotado 27 goles, la realidad, es que ha anotado tan solo 19. Otro dato representativo sobre esto, es que de los equipos de la zona baja (del decimotercero hacia abajo) es el segundo equipo que más goles debería haber anotado, solo superado por el Alavés.
Estos datos contrastan con el buen rendimiento que están dando hombres como Bryan Gil o Kike García. Es cierto que el equipo no está jugando mal del todo, pero les falta esa chispa y esa capacidad de saber sufrir que les hemos visto en temporadas anteriores, y ahora mismo el equipo se encuentra en una situación que se plantea realmente cuesta abajo.
Pero, con estos datos tan negativos, ¿Hay motivos para creer en este Eibar? Lo cierto es que si, si algo ha demostrado Mendilibar y sus jugadores a lo largo de estos últimos años es que son capaces de sacar lo mejor de sí en situaciones complejas. La moral está mermada, pero hay confianza en su juego y en los jugadores. De la mano de Bryan, Kike, Dmitrovic y compañía, el Eibar ha demostrado que es capaz de jugar bien al fútbol y de plantearle serios problemas a grandes equipos.
En la próxima jornada, el Eibar tendrá otra oportunidad de cambiar esta difícil situación, enfrentándose a otro de los equipos de la zona baja, el Huesca. Un partido de esos que se consideran finales, y en el que realmente hay mucho en juego. De salir victoriosos, la moral de tanto jugadores y aficionados saldría reforzada. Por el contrario, una derrota sería realmente dolorosa. Esta vez en su casa, lugar que durante años ha significado seguridad y fortaleza, pero que en tiempos de pandemia refleja impotencia y desesperación.