La última década del Real Madrid ha estado marcada no solo por los títulos. Por más increíble que parezca, ‘los dedos’ también han tenido su protagonismo. Eso sí, el significado de cada uno ha sido muy diferente, especialmente, el de Karim Benzema.
En un lejano 2011, ocurrió un episodio que generó muchísima controversia. Eran los tiempos donde la rivalidad Barcelona-Real Madrid estaba en plena ebullición. El club merengue contrató los servicios de un exitoso José Mourinho para contrarrestar una de las pocas etapas de esplendor culé. De hecho, la más exitosa en títulos para las vitrinas azulgranas. Al final del partido de vuelta de la Supercopa de España, entre ambos conjuntos, se armó una tangana. El técnico portugués, literalmente, metió uno de sus dedos en el ojo de una ayudante de Guardiola. No entraremos en mayores detalles, pero lo cierto del caso es que hubo muchas reacciones, unas a favor otras en contra. De las más llamativas fue la pancarta que luego mostraron algunos aficionados durante el Trofeo Santiago Bernabéu: “Mourinho, tu dedo nos señala el camino”.
La pancarta también generó emociones encontradas de las que tampoco voy a hablar. El asunto es que la Historia es bueno recordarla para darle mayor valor a los acontecimientos que nos toca vivir. Si en aquel entonces, ‘el dedo’ de Mourinho marcó una época, ahora, Benzema se ha ocupado de que el suyo marque otra, con tintes muy diferentes.
El punto de partida también estuvo relacionado con el Barcelona, pero en concreto, con un exjugador culé, Marc Bartra. Karim Benzema sufrió la fractura del dedo meñique derecho en un encontronazo con el central en el partido contra el Betis, en 2019. A partir de ahí, lo ocurrido es historia viva del madridismo. El capitán ha jugado con un vendaje que se ha convertido en su marca y se ha negado a operarse. La razón es simple y, a la vez, una muestra enorme de profesionalismo. Si Benzema se opera, necesitará meses fuera de los terrenos de juego para recuperarse.
De hecho, una vez lo intentó sin tomar el reposo correspondiente y las consecuencias fueron nefastas. El propio Benzema así lo señaló en aquel momento: “Primero hice una operación, pero cuando te operas tienes que estar de baja dos meses. Y yo quería continuar con mis compañeros. Me he hecho otra vez daño, pero ahora no tengo tiempo para parar y para pasar por otra operación. Por eso juego con el vendaje”. El asunto es que ese tiempo nunca más ha aparecido y Karim decidió continuar con su vendaje hasta el sol de hoy. Uno que se quitó para recibir su Balón de Oro, y que dejó al descubierto el estado de su dedo fracturado. Ni siquiera puede estirarlo y se observa completamente recogido.
Los compromisos de Benzema con la Selección de Francia y el Real Madrid seguirán siendo la prioridad del capitán. En virtud de ello, las probabilidades de una nueva operación tienden a cero y, lo más seguro es que veamos el vendaje hasta que llegue el impensado retiro del “nueve con alma de diez”.
Pero, lo que sí es cierto, es que ese dedo de Karim sí muestra realmente el camino de este Real Madrid y de lo que debe ser un ejemplo para las siguientes generaciones. El de un capitán cuyo juego está al servicio de sus compañeros, tal y como lo puede certificar el múltiple ganador del Balón de Oro, Cristiano Ronaldo. El ejemplo del que no dudó en llevar a la Gala donde recibió el suyo, a sus fisioterapeutas, porque los considera parte importante de su éxito. Por si esto fuera poco, es también ese jugador que se ha convertido en líder de un vestuario y guía para los más jóvenes.
Así que, desde aquí, yo digo ahora: “Benzema, tu dedo nos señala el camino”. El de la humildad, del trabajo y del profesionalismo. Esas características que, muchas veces, hay que revolver para encontrarlas y, más escaso aún, es verlas en un solo lugar ¡Gracias por tanto, capitán!