Más de dos meses, ese es el tiempo que lleva la SD Eibar sin ganar un partido, un total de 65 días de impotencia, sufrimiento y decepciones. Sin duda, el 2021 no está siendo un año agradable para los armeros, que ha entrado en puestos de descenso tras la derrota este fin de semana frente al Cádiz.
Otro año más, los vascos se encuentran de lleno en la lucha por la permanencia, pero quizás, junto con la primera temporada en LaLiga, este sea el año más complicado de afrontar por lo complejo de la situación. Es difícil dar una explicación al porque no llegan los resultados, la plantilla es buena, y en los partidos no da la impresión de un equipo abandonado o con falta de intensidad. El grave problema del Eibar es la concentración, nadie puede poner en duda el compromiso y el sacrificio de los 33 jugadores que conforman la primera plantilla del conjunto armero, pero si es cierto que en momentos puntuales no son capaces de mantener la concentración. Fruto de ello, han perdido innumerables puntos en los tramos finales de los partidos, cometido penaltis innecesarios o fallando multitud de ocasiones claras de gol.
Por lo tanto, el problema de este equipo no tiene nada que ver con los jugadores o el entrenador, que en multitud de ocasiones han demostrado su valía y compromiso con el club. Tampoco un problema de juego, puesto que los de Mendilibar generan muchas ocasiones de gol por partido. Según la página de estadísticas “fbref”, el Eibar es el decimosegundo equipo con más expected goals, pero pese a ello son el equipo con menos goles de la competición. Otro dato que escenifica a la perfección lo que es el Eibar esta temporada, es que los armeros se sitúan como los cuartos con más tiros de la competición, un total de 301 disparos, pero el problema está en que solo el 27% de esos tiros son a portería, siendo el segundo conjunto con peor porcentaje. Y así podría continuar con innumerables estadísticas que reflejan la falta de precisión tanto ofensiva como defensiva.
Pero precisamente, la intensidad y el coraje anteriormente comentados, dan lugar al optimismo. Es un grupo que nunca deja de creer, que nunca da por perdido un partido y que ahora más que nunca debe estar unido para sacar hacia delante una situación realmente adversa. Por eso, al término del partido frente al Cádiz, Kike García hizo un alegato a la unidad entre afición y plantilla en estos momentos en los que no le pueden acompañar desde las gradas. Desde Eibar, quieren transmitir una sensación de tranquilidad y esperanza de cara a las doce próximas jornadas. Ya en temporadas anteriores se han sacado a delante malas rachas en las últimas cinco o seis jornadas, y los jugadores se ven capaces de repetirlo esta temporada. Desde luego, esta confianza debe estar acompañada de un cambio a nivel de concentración en los momentos claves, para transformar jugadas que acababan en fallos clamorosos en goles que den puntos.
El calendario desde luego no ayuda. Este fin de semana reciben al Villarreal en Ipurúa. Los valencianos llegarán después de jugar este jueves contra el Dinamo de Kiev en octavos de Europa League, por lo que probablemente Emery hará rotaciones frente al Eibar. Pero este tipo de partidos son los que ayudan a cambiar dinámicas, ganar a un rival duro en tu casa te da moral y energía.
Sea contra quien sea, el Eibar necesita ganar cuanto antes, el tiempo se agota, las jornadas van pasando y lo que ahora es complicado puede volverse imposible. Quedan meses duros, pero como diría el himno del Eibar “Cuerpo y alma; equipo y aficionado; todos los eibarreses; vamos adelante”.