Desde un tiempo a esta parte los líderes del fútbol mundial se han propuesto poner fin al exceso de reclamaciones al colegiado, y proponen que solamente el capitán sea el encargado de dirigirse al árbitro, con la sanción de 10 minutos sin jugar para aquel jugador que no lo cumpla.
Cada vez es más común ver corrillos de jugadores al lado de los árbitros protestando jugadas polémicas, o no tan polémicas. Con el objetivo de detener esta alarmante situación, se ha propuesto en la reunión de la IAF (la asociación internacional que se encarga de definir las reglas del fútbol) varias medidas que refuercen la posición del árbitro en el partido y que pretenden frenar los comportamientos de jugadores y técnicos cuando se dirigen a los colegiados.
Entre las propuestas más reseñables, los miembros de la IAF concluyeron que los únicos autorizados a dirigirse al árbitro para hablar sobre una acción concreta deben ser los capitanes, tal y como se hace en otros deportes como rugby, balonmano o waterpolo.
La novedad
Sin embargo, la principal novedad según apunta el diario “The Times” es la introducción de una nueva sanción: una expulsión de diez minutos a un jugador para que reflexione y deje de protestar al colegiado para que rectifique alguna decisión arbitral. Se trata por tanto de un “rincón de pensar” que ya se practica en deportes como el balonmano o el waterpolo, aunque en el caso de estas dos otras disciplinas, esta sanción temporal suele provocarse por acciones antirreglamentarias como por ejemplo una falta demasiado dura.
La prueba en el fútbol base inglés
La sanción de los diez minutos en la banda ya se ha probado en categorías inferiores del fútbol inglés y según los dirigentes de dichas competiciones, las protestas y los altercados con el colegiado se han disminuido considerablemente, puesto que los jugadores se lo piensan mucho más antes de protestar una acción.
Sin embargo, esta medida podría provocar un exceso de poder del colectivo arbitral ya que con una nueva sanción entre su abanico de posibilidades podrían convertirse en los protagonistas del partido y terminar expulsando durante diez minutos a la mitad de los jugadores.