El Betis comenzó el curso mostrando una gran solidez defensiva, lo que supuso dejar su portería a cero en tres de sus primeros cinco encuentros pero, conforme han ido pasando los días, el cuadro verdiblanco ha empezado a mostrar una fragilidad defensiva preocupante, sobre todo cuando no tienen el balón. De hecho, en el partido de ayer frente al Barcelona, los béticos encajaron cinco goles, elevando la cifra a 17 tantos encajados, aunque tres de ellos llegaron cuando el Betis estaba con uno menos por la expulsión de Mandi.
El simple hecho de jugar sin plan B, algo que penalizó a los anteriores técnicos, está haciendo lo mismo con Pellegrini, que con 17 dianas en contra, son el equipo más goleado en estas primeras nueve jornadas.
Otro problema que acompaña a la fragilidad defensiva es el drama de las tarjetas. En cuatro de los nueve encuentros que llevamos hasta la fecha, el Betis ha jugado varios minutos en inferioridad numérica y es el equipo con más expulsiones de LaLiga.
Ya lo dijo Guido Rodríguez tras el partido: «Jugar con uno menos se nos hace complicado, nos estuvo pasando algunos partidos y el despliegue físico se siente, sobre todo cuando ellos tienen la pelota”. Además añadió: «Se siente mucho jugar con uno menos ante equipos de la calidad del Barcelona, se hace muy cuesta arriba, pero hay que seguir trabajando para sumar y que estas cosas pasen lo menos posible”
De todas formas, la inferioridad numérica no es un argumento válido para justificar la sangría defensiva, ya que 12 de los 17 tantos encajados por el cuadro verdiblanco llegaron jugando en igualdad.
Como ya hemos dicho antes, la fragilidad defensiva sigue siendo un aspecto a mejorar por parte del Betis, que también ha sido bastante irregular y para colmo, cuando los verdiblancos pierden el balón, el equipo no se siente cómodo ni mucho menos sólido, además de que no termina de entender los partidos en el plano defensivo. Todo esto es una cuestión a la que Pellegrini tiene que encontrar respuesta durante el parón internacional.
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