Hace ya algo más de un mes desde aquella ida de octavos de final de Liga de Campeones que enfrentó al Valencia contra Atalanta BC. El encuentro se disputó en San Siro, al igual que los otros partidos donde el conjunto neroazurro participó como local en competición europea. Esto se debe a que la UEFA considera que el estadio Atleti Azurri d’Italia no cumple los mínimos exigidos.
En aquella noche en la que la magia y los goles ( con un resultado de 4-1 a favor de los italianos) se apoderaban del ambiente, tuvieron lugar numerosas concentraciones de personas donde abundaron euforia y nervios. Por tanto, también fue considerable el contacto físico. Tanto es así, que Giorgio Gori el alcalde de Bérgamo, señala dicho enfrentamiento como uno de los núcleos del COVID-19. “ El primer paciente en Italia fue el 23 de febrero. Si el virus ya circulaba, los cuarenta mil aficionados allí presentes se contagiaron”.
Cual gota de aceite que se expande por una sartén, la velocidad y el alcance de los contagios es colosal. De hecho, el 35% del vestuario valencianista ha dado positivo en las pruebas que se le han realizado. Por otro lado en Italia, la cifra de fallecidos alcanzan los 7500 a día de hoy, claro reflejo de la terrorífica situación que se vive en el país. No parece en realidad que todo provenga del partido, el cual fue uno de los focos clave, sino más bien como reconoce Giorgio Gori, procede de un hospital. “La chispa fue el hospital de Alzano Lombardo con un paciente con una pulmonía no reconocida, cuya replica viral afectó a enfermeros, médicos y otros pacientes”.
El conjunto bergamasco deberá centrar todas sus miras en afrontar en primera instancia una batalla de vital importancia antes de una posible histórica eliminatoria de cuartos.