Raúl García Escudero (Iruñea, Navarra, 11 de julio de 1986) cumple su sexta temporada en el Athletic Club. Con sus dos tantos contra el Getafe ha conseguido alcanzar la barrera de los 100 goles en liga. Se encuentra en un momento dulce, con Marcelino en el banquillo de San Mamés, ha vuelto a recuperar el protagonismo perdido en los últimos días de la era Garitano.
Raúl García, “Rulo” para sus compañeros, vuelve a sonreír. Se siente importante en el esquema de Marcelino y eso le aviva la llama de su fuego interior. Con Gaizka Garitano, en sus últimos partidos al frente del equipo bilbaíno, había perdido el puesto en detrimento de Villalibre. Y es que el búfalo llevaba años esperando el momento, saliendo cedido sin apenas jugar, bajando al Bilbao Athletic y, ahí sí, goleando. Dando un paso atrás para después dar dos hacia adelante. Asier llevaba años llamando a la puerta del primer equipo y de la titularidad, y Gaizka al final se la abrió.
Raúl cada vez que se pone la camiseta de juego, ya sea la de Osasuna, Atlético o Athletic tiene su batalla particular. Contra todo el que no vista como él. Tiene una guerra que ganar. Poco importa el rival ni la competición, siempre quiere ganar, como sea. Y ese espíritu, como el de un buen revolucionario, se contagia en quien le sigue, en quien pelea con él.
A Raúl García parecía no haberle sentado demasiado bien sus últimas suplencias con Gaizka, no porque Villalibre no mereciera jugar, sino porque Rulo necesita sentirse competitivo semana tras semana. Contra el Real Madrid, en liga, todavía con el de Derio en el banquillo, pagó esa frustración con dos amarillas en apenas 13 minutos.
Parecían los últimos días del navarro en el Athletic. Raúl acaba contrato en junio de este año y ya es libre para negociar con cualquier club. Con su pérdida de peso en las alineaciones de Gaizka, la crisis causada por la pandemia, su alta ficha y su edad (cumple 35 en julio), parecía complicada una renovación.
Con la llegada de Marcelino todo ha cambiado. El 22 de los leones, ahora, es un fijo en los onces del técnico asturiano. El famoso 1-4-4-2 del de Villaviciosa, le está viniendo como anillo al dedo al navarro, que se siente más liberado jugando con Iñaki Williams al lado, que como única referencia ofensiva, como lo hacía con Garitano. Desde la llegada del míster,el ariete lleva cinco goles en cinco partidos, incluido el doblete que dio el pase a la final de la Supercopa y posterior título al equipo rojiblanco. El navarro declaraba sentirse feliz después de la goleada al Getafe. «Estoy contento porque al final me siento útil. El hecho de hacer goles sirve para que el equipo se beneficie. Lo que digo siempre, lo importante es ganar, estamos contentos y si puedo ayudar de esa manera mejor». Respecto a su renovación: «Estoy contento aquí e intento trabajar para que el club quiera que me quede».
Rafa Alkorta, director deportivo de la entidad bilbaína, declaraba previo al partido del Getafe, que las conversaciones para la renovación del navarro iban bien encarriladas y que estaban trabajando en ello. «Estamos en ello, pero más importante que hablar de Raúl hoy, lo importante es hablar de lo que necesitamos, que son los tres puntos. Pero con Raúl va todo bien». Es cuestión de tiempo, San Mamés seguirá disfrutando de Raúl García.
Raúl García y Marcelino García Toral estaban condenados a entenderse. Los dos, antes de su llegada a Bilbao, no eran del agrado de la afición bilbaína. Es más, en sus visitas al feudo de los leones, con sus anteriores equipos, tanto Raúl como Marcelino eran objeto de los silbidos de la afición del Athletic. Ambos por declaraciones previas no muy agradables sobre el Athletic, cuando ellos defendían otros colores y otros intereses. Porque tanto el navarro como el asturiano son así, defiende lo suyo por encima de todo. Ahora los dos defienden al Athletic, como grandes profesionales que son y seguro que cuando la afición pueda volver a San Mamés, Marcelino será bien recibido, como ya lo es Raúl desde hace años.