Carlos Arturo Bacca Ahumada, delantero centro del Villarreal CF, quien nació hace 34 años en el municipio de Puerto Colombia, ubicado muy cerca de Barranquilla, zona costera de Colombia, ha tenido una carrera importante en el mundo del fútbol que aún le mantiene vigente. A lo largo de ella, ha podido coleccionar hasta el momento la nada despreciable cifra de 226 goles a nivel profesional en los clubes donde ha militado, además de 16 anotaciones con la selección mayor de su país.
Las botas de Bacca han recorrido una buena cantidad de lugares desde sus inicios a nivel profesional en el Junior FC de su país natal, lo que le ha llevado a reunir participaciones en distintos torneos: LaLiga, Serie A, Europa League, Copa Libertadores, Copa del Rey, Copa Italia, la Jupiler Pro League de Bélgica y la Liga Dimayor I de Colombia. Lugares, solo por nombrar algunos, donde ha podido demostrar su valía anotando goles y dando asistencias en todos y cada una de ellos. Sin embargo, el camino para llegar ahí y hacerse con un lugar importante en el fútbol suramericano y europeo no fue nada fácil, y tampoco se gestó de la noche a la mañana.
Los orígenes de Carlos Bacca no estuvieron exentos de mucho sacrificio, pero si hubo algo que nunca perdió fueron sus ganas de salir adelante y triunfar. Al comienzo, combinaba sus estudios con el deporte y vendía pescado en las calles de su barrio para ayudar a su familia a cubrir los gastos diarios. A veces, pasaba días sin desayunar ni almorzar pues el dinero no alcanzaba, así que buscó más ingresos y entró a trabajar como ayudante en la empresa de buses intermunicipales donde se encargaba de picar los tickets. Como la comida escaseaba, los estudios se iban poniendo de lado para priorizar el llevar dinero al hogar. A pesar de las dificultades, Bacca tenía sus objetivos muy claros: su familia y el fútbol.
Junto a sus compañeros de trabajo en la empresa de buses, Carlos decidió formar un equipo de fútbol para jugar un torneo los fines de semana donde quedaría como líder goleador, situación que le permitió lograr un ascenso y encargarse de controlar los buses. A los 20 años, cuando ya otros llevaban tiempo como profesionales del fútbol, Carlos Bacca aún perseguía su sueño y no iba a cejar en su empeño.
Más adelante, gracias a un contacto conocido por la familia de su novia, llegaría a ingresar en las filas del Barranquilla FC, equipo de la segunda división de fútbol en Colombia. De allí salió a préstamo hacia el Minervén SC, en la segunda categoría de Venezuela, club con el que consigue el ascenso, pero no lo llega a disfrutar jugando en la nueva categoría pues le toca regresar a su país. Finalmente, a costa de sacrificio y de marcar más de 60 goles, el primero de marzo del 2009, a la edad de 22 años, logró al fin el tan ansiado debut en la primera división del fútbol colombiano con el Junior de Barranquilla.
Ese debut, a pesar que se le resistió durante mucho tiempo, fue un inicio soñado pues consiguió convertir los dos tantos en la victoria de su equipo dos a cero sobre Deportivo Pasto, habiendo ingresado como suplente en el minuto 11 de la segunda parte, y marcando el primer gol apenas siete minutos después de haber entrado al terreno de juego.
A partir de allí, Carlos Bacca se consolidó en el fútbol de su país y logró el salto a Europa que lo llevó al Brujas de Bélgica en enero del 2012. El sentimiento que despertó en su familia no pudo ser mejor expresado, en aquel entonces, por su padre, Gilberto Bacca: “Estoy muy feliz y contento que Dios me haya dado un hijo que esté en Europa. Antes nos sentábamos a ver un partido quizás de Ronaldo o de Iván René Valenciano, pero ahora verlo a él allá ha sido un orgullo”. El jugador cafetero no decepcionó y fue nombrado Mejor Jugador de la liga de Bélgica en la temporada 2012-13, al ser el mejor goleador del torneo con 25 tantos.
Después del Brujas, siguió la liga española con el Sevilla, la italiana con el Milan y, desde el 2017, su regreso a LaLiga en las filas del Villarreal. En el camino fue galardonado como Mejor jugador americano de LaLiga BBVA 2013-14, coleccionó dos Europa League con el Sevilla en las temporadas 2013-14 y 2014-15, esta última siendo nombrado como Mejor Jugador del Torneo. En Italia conquistó la Supercopa en la 2016-17. Hasta ahora, ha coleccionado en Europa la cantidad de 154 goles en 374 partidos.
Tampoco se pueden dejar de lado sus participaciones con la selección de su país, Colombia, donde debutó en el 2010, y que luego le llevaron a formar parte de las eliminatorias y Mundiales del 2014 y 2018, además de la Copa América en 2015 y 2016, con 52 apariciones en total y 16 goles anotados.
Mucho tiempo ha transcurrido ya desde que aquel niño a quien su madre, Eloisa Ahumada, le compraba carros de juguete, los dejaba a un lado para agarrar su balón e irse a jugar a la cancha de fútbol Santander que quedaba a una cuadra de su casa. El niño que se escapaba a cualquier hora del día, fuera de clases y su hermana Esterama le cubría sus travesuras, logró lo que mucho intentan y pocos consiguen: triunfar en su país y fuera de él. Su filosofía quedó clara cuando en cierto momento dijo “Los valientes no son los que no se hunden, sino los que se levantan más fuertes”, y vaya que él lo ha sido: Carlos Bacca, un ejemplo de Colombia para el mundo.