Precioso partido de día de Reyes el que se nos venía en la Catedral. Con el roscón todavía en la garganta, vascos y catalanes se enfrentaban en el encuentro atrasado correspondiente a la jornada 2. Un partido que se antojaba precioso y no defraudaría en absoluto al espectador.
Después de un año convulso y difícil, el principal propósito de año nuevo del conjunto culé no era otro que enmendar la situación a base de goles y buen fútbol, y lo de San Mamés pareció ser una prueba de ello. Partido completo de todo el equipo y subida hasta el tercer puesto de La Liga. Aún queda lejos el líder, pero ya empiezan a ver a los de Koeman por el retrovisor.
Alineaciones:
Comenzaba Marcelino su andadura en el conjunto vasco a lo grande, ante un Barcelona necesitado de puntos y que podía ser un trampolín perfecto para devolver al Athletic a los puestos altos de la tabla. Pero apenas hubo diferencias con la alineación a la que Garitano nos tenía acostumbrados. La novedad más destacada fue la vuelta a la titularidad del veterano Raúl García.
Así pues, Marcelino estrenaba su primer once con: Unai Simón; Capa, Unai Núñez, Iñigo Martínez, Yuri; Vesga, Vencedor, De Marcos, Muniain; Williams y Raúl García
Por su parte, Koeman comenzaba el año con una prueba de fuego en San Mamés. La vuelta al once titular de Griezmann era la principal novedad en la pizarra del técnico blaugrana, quien volvió a apostar por la sensación Pedri y Dembelé para acompañar a Messi.
Así salía el Barça a por la victoria en la Catedral: Ter Stegen; Dest, Araújo, Lenglet, Jordi Alba; Busquets, De Jong, Pedri; Dembélé, Messi y Griezmann
El Partido:
Empezó muy fuerte el equipo de Marcelino, como el león que es, mordiendo en la presión y generando peligro. No dio tiempo a algunos a sentarse en el sofá cuando Williams abría la lata a la contra en el minuto tres. Un chut de moral que preveía otro día intranquilo en las filas blaugranas, que veían cómo nuevamente comenzaban por detrás en el marcador.
Pero el cuadro catalán supo administrar bien el duro golpe y logró reponerse, gracias en gran parte a Unai Simón. El guardameta falló estrepitosamente minutos después, cuando un centro sin aparente peligro de Messi se convirtió en una asistencia con fe de De Jong para que Pedri marcara a placer de cabeza.
Con el paso de los minutos el Athletic se iba apagando. El Barcelona empezaba a tener el control del partido y la posesión del balón como manda su ADN. Las ocasiones visitante se sucedían constantemente y obligaban a trabajar duro a Unai para evitar el segundo tanto, que llegaría poco después.
Superado el ecuador de la primera mitad, un magistral taconazo de Pedri dejaba en bandeja la segunda diana visitante a Messi, que con un sutil toque (tras una error en la posición del guardameta) mandaba el balón a la cazuela.
Así, sin comerlo ni beberlo, conseguía el Barcelona dar la vuelta a la tortilla y marcharse al descanso por delante y tranquilo, con el partido controlado y sin apenas sufrimiento.
El guión en la segunda mitad no sería muy distinto. Alguna llegada airada no sirvió para neutralizar la furia blaugrana, que no quitaba el pie del acelerador y quería más todo el rato. Un zapatazo de Messi al travesaño sería la antesala a lo que vendría poco después. El crack argentino conseguiría el doblete tras un fantástico pase dentro del área de Griezmann.
El cuadro vasco añadiría picante al encuentro en sus últimos minutos, cuando un error de Messi propició la contra y el golazo de Muniaín para hacer volver a creer a los leones. Pero no fue suficiente el arreón final para sacar el empate.
Los Reyes Magos fueron Pedri y Messi, quienes volvieron a encontrarse mutuamente para sacar adelante el partido y quienes están demostrando que son una asociación letal en este Barça de Koeman. Una victoria fundamental para reengancharse a la Liga y recortar distancias con el líder, el Atlético del Cholo.