Víctor: «Tenemos aquí una pequeña isla, un pequeño oasis bético»

Paseando por lugares próximos al centro de  New York puedes encontrar el restaurante Black Iron Burguer, una de las mejores hamburgueserías de Nueva York, y la sede oficial de la única peña bética de Nueva York. Es muy fácil encontrarla casi llena a cualquier hora y se viste de forma especial cuando juega el Glorioso y la diferencia horaria les permite verlo. Camisetas, bufandas y béticos de corazón se reúnen cada fin de semana para ver al Betis jugar en Nueva York.  En InformaBetis hemos tenido el placer de visitarla y entrevistar a uno de sus socios, Víctor, bético de cuna y una gran persona. 

Tengo entendido que eres bético de cuna, ¿tuviste alguna vez el carnet del club cuando vivías en España? 

«No recuerdo cuántos años he tenido el carnet pero desde pequeño. Mi padre desde chico nos ha llevado a los cuatro hermanos, todos béticos, mi abuelo era bético, mi bisabuelo era bético. En mi casa no había otra opción, era eso o te desheredan. De chico hemos tenido carnet, nos ha llevado mi padre, en la adolescencia también; y luego yo me fui a estudiar fuera al extranjero, aquí, a Estados Unidos de hecho, y he estado trabajando fuera. He tenido el carnet cuando he podido y cuando he estado en Sevilla. Los últimos años en Sevilla que he estuve tenía carnet».

¿Cómo fue el cambio de pasar de acudir al estadio a vivir en otra ciudad y poder ver los partidos únicamente por la televisión?

«Bueno, por eso montamos la peña. La verdad que es una de las cosas duras que hay de estar lejos. Eso, las papas aliñadas, la cervecita del mediodía y la Cruzcampo. No ver el Betis en tu campo, en tu tierra, en tu ciudad, con la gente, con el ambiente es de lo que más se echa de menos. Por eso nos juntamos nosotros, hacemos aquí nuestra pequeña familia, el ver el Betis no es sólo para ver el fútbol, es una excusa para comer, para charlar, para echar un ratito, con los amigos, con la familia. Tenemos aquí dentro de lo que cabe una pequeña isla, un pequeño oasis bético. Y luego viene mucha gente de visita para ver los partidos. Casi todas las semanas viene alguno que está de visita en Nueva York y traen su bufanda, nos regalan cositas de otras peñas de España».

¿Cómo nació la idea de hacer una peña bética en una ciudad como Nueva York?

«La peña se fundó en 2012. Mi hermano que estaba aquí y otro chaval de Sevilla se conocieron y decidieron juntarse porque no había por allí ningún sitio para ver los partidos. Fueron a Sevilla y ya montaron la peña oficial. Yo a finales de ese año me vine aquí y abrimos el primer restaurante en 2013. Cuando abrimos el restaurante yo dije que la peña tiene que tener la sede en el restaurante y ya arrancamos. A partir de ahí abrimos este que es de Midtown que fue ya la sede final porque está muy cerca de Times Square, está muy bien ubicado y se ha ido juntando más gente de Sevilla, gente que se ha mudado, gente que viene de visita. Empezamos tres o cuatro y a día de hoy venimos unos quince o veinte personas, depende del día. Ahora se nos ha juntado la primera chica que vive en Nueva York de Sevilla que es bética en la peña. Vamos creciendo poco a poco».

¿Habéis convertido a algún estadounidense en bético?

«Sí, a parte de mujeres, esposas y amigos, tenemos a uno de Malta que está loco por el Betis y su hijo chico que siempre está diciendo «Musho Betis, musho Betis». Otro sueco que viene de vez en cuando, americanos que son de los Jets de fútbol americano que es verdiblanco y que es un poquito como el Betis, el equipo más irregular de Nueva York; y también, sin nosotros hacer nada, ha venido un americano con su polo del Betis que su mujer es sevillana y viene solo a ver los partidos; y un brasileño que su mujer es sevillana también del Betis. Hay un poquito de todo, el Betis te trae estas peculiaridades que no se ven en otros equipos«.

En New York el fútbol se conoce poco, ¿no?

«Poquito, poquito, se conoce más la liga inglesa, de España al Madrid y el Barca. La verdad que aquí nos juntamos unos cuantos y la gente se queda flipando con los gritos y con todo esto decorado». 

La peña es un lugar donde se repira y vive beticismo los días de partido ante la incredulidad de los estadounidenses que van a comer al local. Víctor, pese a que echa de menos su tierra y poder ver al Betis en el campo, ha creado una pequeña familia bética que seguro le trae grandes experiencias.

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