La mejor noticia para el Real Betis después del confinamiento es el rendimiento de Guido Rodríguez con la elástica verdiblanca. Tras su llegada en el mercado invernal, el centrocampista argentino se vio sin oportunidades para demostrar su valía. Sin embargo, tras la marcha de Rubi, ha disputado todos los encuentros como titular, siendo el ‘guardián’ de Alexis Trujillo.
Todo hace indicar que su importancia irá en aumento y que, con Manuel Pellegrini al frente del Real Betis, el pivote en el once titular tiene nombre y apellido: Guido Rodríguez.
En su habitual 4-4-2, el técnico chileno apuesta por dar equilibrio al equipo con dos mediocentros trabajadores y sacrificados: un guardián y un guerrero. La labor del guardián no es otra que proteger al equipo en transiciones defensivas, de ser ese futbolista que ayude a la línea de cuatro. Y no hay futbolista en la plantilla verdiblanca que encaje mejor que el ex de América. Sus condiciones reúnen los requisitos para destacar en un puesto que hacía años que el Real Betis carecía de un futbolista de garantías.
Javi García, en su primer año, realizó esta labor, sin demasiada continuidad y con un futuro que, a día de hoy, parece estar lejos de Heliópolis, pese a que Pellegrini lo tuvo a sus órdenes en aquel Manchester City campeón de la Premier League. Guido es un futbolista con mayor recorrido, capaz de transitar de forma rápida, con despliegue físico y capacidad de recuperación. Un salvaguardas para la portería verdiblanca.
Noble – Rice, Fernando – Fernandinho, Lass – Gago, Toulalan – Iturra, Marcos Senna – Bruno. Todas ellas parejas de muchísimo trabajo y sacrificio con las que ha contado ‘el ingeniero’ en sus anteriores etapas, dando mayor libertad a los jugadores de banda y delanteros para moverse por el carril central en caso de pérdida de balón.
Porque aunque la propuesta de Pellegrini es ofensiva, requiere de futbolistas con otros perfiles. Jugadores con mucho recorrido y sacrificados para poder liberar a los atacantes.
Pero ese guardián necesita de un guerrero, que pelee en el campo de batalla. Un futbolista todoterreno, que abarque muchos metros. Capaz de incorporarse al ataque, pero transitar rápidamente a posiciones defensivas para proteger al equipo. Un pulmón. Y para ese puesto Andrés Guardado es el futbolista que mejor casa. Su veteranía y trabajo le convierten en un futbolista idóneo para un rol así, pero sus constantes lesiones unidas a su edad le alejan de ser ese futbolista titular indiscutible que dispute casi la totalidad de las jornadas ligueras.
William Carvalho, como se vio ante el Atlético de Madrid en el Wanda, puede ser un buen acompañante para Guido Rodríguez, pero su futuro está en el aire tras la necesidad reconocida de hacer caja para reforzar algunos puestos.
Probablemente, la dirección deportiva del club, junto al esperado director deportivo, deberán recurrir al mercado en busca de un futbolista que encaje en ese rol.
En Villarreal, sin extremos para optar por dos interiores con total libertad, en una especie de 4-2-2-2, uno de los pivotes, como era Bruno Soriano, ayudaba en la salida con una línea de tres, proyectando a los laterales. El otro pivote se situaba entre la defensa y los jugadores de ataque, que se situaban cerrados para dejar los carriles exteriores para la subida de los laterales. Libertad total para los dos delanteros y los interiores, para conectar en espacios reducidos y finalizar las jugadas.
En West Ham, careció de futbolistas de este perfil, para asociarse en carril central a pierna cambiada y que sus laterales alcanzasen posiciones de ataque. Siendo un equipo más previsible y que tenía más problemas para asentarse en campo rival.
En Heliópolis se va a encontrar con futbolistas de un perfil más parecido al que se encontró en su primera etapa en LaLiga con el submarino amarillo. Donde podrá ejercer una presión más adelantada y asentarse en campo rival, como ha venido haciendo el equipo en las últimas temporadas.
El guardián y el guerrero del Real Betis están por decidirse, pero todo hace indicar que Guido Rodríguez será uno de los ocupantes de ese doble pivote. El otro, una incógnita.