Seamos claros desde el principio. Tras la llegada del “panda” a Sevilla, sabiendo cómo jugaba, viendo la cantidad de goles que había anotado en sus últimos años y sí, sabiendo que costó una gran cantidad de dinero, los béticos no pudimos evitar hacernos unas ilusiones bárbaras con él. Ya nos lo imaginábamos siguiendo la pista de Rubén Castro, nos lo imaginábamos como el delantero que tanto nos merecemos y deseamos y nos hacíamos a la idea de que teníamos goles para rato y de que por fin íbamos a poder dejar de echar de menos al 24.
¿Mi opinión? Borja Iglesias está preparado para serlo.
Es más, me atrevo a decir que la gran mayoría no solo creemos, sino que debemos confiar en él. En el fútbol, la condición de héroe o villano se da con demasiada facilidad, y este año a Borja le ha tocado lo segundo.
No quiero decir que me parezca mal que la gente opine o critique (siempre y cuando sea desde el respeto), pero sí considero que nuestro delantero se ha llevado los peores palos de un equipo que desde el inicio ha vagado a la deriva. Cabe recordar que un ariete no es capaz de anotar sin recibir el pase de un compañero y, si miramos los datos, no es que Borja falle 20 ocasiones por partido, sino que, de media, apenas tiene 2 o 3 ocasiones de gol y no precisamente claras, cosa que hace que un delantero viva una agonía.
En estos casos, la moral juega un papel clave y, desde la primera jornada, mantenerla a flote ha sido un quebradero de cabeza para Borja Iglesias. La mala suerte se alió con él y se lesionó en su debut. Para colmo, veía como su equipo no era el que prometía ser y a medida que pasaba el tiempo, todos nuestros jugadores bajaban los brazos ante la incredulidad de todos.
Y lo fácil, es mirar hacia otro lado y decir que la culpa es del delantero que no mete goles. Cosa que, personalmente, he escuchado más veces de la que me gustaría.
Es por eso que de nuevo, hago un llamamiento a la que considero la mejor afición del mundo. Todos juntos somos capaces de cualquier cosa y más aún contando con las piezas que tenemos, empezando por nuestro número 9.
No conozco a un solo delantero que no haya tenido una mala racha o un mal año, pero lo que sí sé es que no hay obstáculo que no se pueda superar. No se puede negar que Borja ha aportado trabajo, seriedad y respeto hacia las 13 barras. 3 cosas simples pero que no todos son capaces de dar.
La calidad la tiene, se la notamos cada domingo en el campo y entrenando aquellos curiosos que miramos más allá de los partidos oficiales. Los goles se le caen, se le han caído siempre, en Barcelona y en Zaragoza os lo pueden confirmar.
Todo eso sumado al trabajo, la dedicación, la compañía que tiene en el césped y a una afición que crea en él, solo puede dar como resultado aquello que a todos nos agrada y hace felices. Y aprovecho para repetir lo que ya dije el año pasado: “si no somos nosotros, su propia afición, quien lo anime, ¿quién lo hará?”.