La historia se vuelve a repetir para el Real Betis. Una vez más, y ante una nueva oportunidad de alcanzar el liderato liguero, una nueva hecatombe arbitral asola al cuadro verdiblanco para frenar en seco la buena dinámica de partido que ofrecía el conjunto de Pellegrini. Por si lo visto frente al Real Madrid no hubiera sido suficiente, en el ya finalizado choque ante la Real también ha decepcionado el arbitraje.
Comencemos con el extravagante fuera de juego en el gol anulado de Sanabria. Lo cierto es que, a priori, viendo la jugada en directo no parece haber fuera de juego. Viendo la línea que se ofrece desde la imagen del VAR, la gran certeza que se puede sacar es la pésima línea trazada desde el brazo de Sanabria, y no el hombro. Recordemos que, según el reglamento, el brazo no entra a la hora de señalar un fuera de juego, siendo el hombro el punto desde el que si se puede señalar un fuera de juego.
Más tarde, de nuevo Sanabria se encuentra en el ojo del huracán del que nace una nueva polémica. Un agarrón en el área, de donde la camiseta del futbolista paraguayo acaba partida, se acaba señalando como falta en ataque. A partir de este momento, el partido deja de ser óptimo para analizarlo con objetividad. Una vez más, el dudoso arbitraje lastra la dinámica y moral de una plantilla que ya miraba a la primera plaza, privándose una vez más de esta.
Finalmente, en el 72’ un agarrón de Bartra a Isak si acaba en penalti. Lo cierto es que, aparentemente, si es un penalti que puede estar bien señalado. Pero, ¿por qué en un área sí, y en otra no? La peor parte de la historia llega en el momento que se castiga duramente al que aparenta haber sido perjudicado si se queja, mientras que se sigue sin invertir lo necesario en la mejora del ámbito arbitral para una toma de decisiones que sí parezca justa y clara. Y hasta entonces, LaLiga no será la mejor liga del mundo.