Bravo, Joel y el efecto de la competitividad

En los últimos años, el Real Betis Balompié ha tenido que hacer frente a una de sus peores rachas que lo ha hecho alejarse de sus objetivos. Como no, hablamos de la sangría goleadora que últimamente caracteriza a este equipo.

Actualmente, los verdiblancos son, junto al Granada, el equipo más goleado de la liga con 38 tantos en contra. Si echamos la vista atrás, en la pasada temporada el equipo finalizó como el segundo más goleado (60), sólo por debajo del Mallorca, y en la 2018/2019, fue el sexto equipo que más goles recibió (52).

En lo que a goles en contra se refiere, no podemos evitar poner el foco en la portería.

Tras la salida de Pau López, Joel Robles se mantuvo en el equipo como único portero titular, pues su competencia, Dani Martín, no parecía estar preparada para jugar en primera división. Claro está que, cuando un jugador sabe que no va a tener problemas en ser titular, tiende a relajarse. En este caso, Joel, sabía que fallar no le iba a sacar del once de Rubi, lo que se tradujo en un rendimiento bastante flojo.

De esta forma, en 33 partidos de liga disputados, recibió 48 goles en contra, no paró ningún penalti y solo salió imbatido en seis ocasiones.

Dichos números, llevaron al club a buscar un portero de garantías. Claudio Bravo fue el elegido para guardar la portería verdiblanca mientras Joel esperaba su oportunidad desde el banquillo.

Poco tardó el portero chileno en demostrar su valía. Su capacidad para intervenir en momentos decisivos, liderazgo y juego con los pies, lo pusieron desde la primera jornada como uno de los indiscutibles para Pellegrini.

El problema viene cuando este cae en el camino de las lesiones. Joel vuelve a la titularidad y en sus dos primeros partidos recibe cinco goles.

Esto se traduce en que, a la mínima que Bravo estaba disponible, Pellegrini manda a Joel de nuevo al banquillo. Momento en el cual, como ya le pasó con Pau López, empieza a despertar.

Al verse relegado a un rol de suplente, un futbolista comienza a dar lo mejor de sí mismo con el objetivo de demostrarle a su entrenador que está capacitado para ocupar un puesto importante dentro de la plantilla.

Ahora, desde que Bravo calló por tercera vez, Joel Robles está mostrando el nivel que tanto ilusionó a la afición en su primera temporada como bético. Manda en el equipo, es más solvente en los balones aéreos y, sobre todo, vuelve a salvar al equipo con intervenciones que dan puntos. Si además le sumas la mano de entrenador en el resto de defensores, da como resultado un Betis que, en lo que llevamos de 2021, ha recibido ocho goles en siete partidos, lo que hace unos meses atrás eran 21.

Una amplia mejoría que saca sus frutos de la competitividad. Tener a dos futbolistas por puesto, te da la garantía de que ambos, de una manera sana, van a competir por en puesto en el once inicial semana tras semana. Pasa con los porteros, que están mostrando un gran nivel, con centrales como Víctor Ruiz, que fue mejorando poco a poco hasta ser clave hoy en día, e incluso con los delanteros que, a base de goles, consiguen hacerse con el puesto del «9» titular.

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