El conjunto blanco no estaba, pero se le esperaba. Estas grandes noches llevan la firma del Real Madrid. Y es que este equipo no sólo se jugaba media temporada esta noche. También pendía de un hilo ‘Zizou’ y los jugadores eran conscientes de ello. Así pues, los merengues sacaron su orgullo nuevamente para dar la cara por su entrenador y el escudo, y volvieron a dar una lección tremenda de ambición y fútbol.
Alineaciones
Salió Zidane a jugarse el puesto con su mejor formación, la que ha sacado de algún que otro apuro en alguna ocasión. Volvió a la titularidad el indiscutible Ramos y lo hizo en el mejor partido posible, supliendo a Nacho respecto al partido contra el Shakhtar.
Otro pilar fundamental que volvió al once titular fue Casemiro, inexplicablemente suplente ante el conjunto ucraniano y que para este partido no podía fallar. Así salió ‘Zizou’ en busca de la épica: Courtois; Lucas, Varane, Ramos, Mendy; Casemiro, Kroos, Modric; Rodrygo, Benzema y Vinícius.
Por su parte, el conjunto alemán sacó prácticamente la misma formación con respecto al partido que le costó la derrota contra el Inter. Marco Rose apostó en esta ocasión por: Sommer; Lainer, Ginter, Elvedi, Wendt; Kramer, Neuhaus; Embolo, Stindl, Thuram y Plea.
Partido
Salió el Madrid valiente desde el primer minuto, no le quedaba otra. Empezó mandando con mucha autoridad y dominando en todo momento la posesión. Se temía que con el paso de los minutos volviera aquel conjunto frágil y sin alma, pero Benzema disipó las dudas y presentó la candidatura blanca al primer puesto con un magistral cabezazo directo a la red en el minuto ocho.
Así comenzaba un partido de ensueño para los de Zidane, tranquilo en todo momento en la banda aun sabiendo lo que había en juego. Debía confiar plenamente en sus jugadores. Con el paso de los minutos seguíamos viendo a un conjunto arrollador en ataque y sin conceder ni un solo error en defensa. Se instaló una muralla blanca en Valdebebas como pocas veces antes habíamos visto.
Volvía el delantero francés a rematar un centro con poesía de Rodrygo a las mallas de Sommer para lograr el 2-0 y la tranquilidad merengue. Un dominio total en la primera mitad de un combinado que empezaba a ser reconocible como en los viejos tiempos.
Pero las segundas mitades no son el fuerte del Real Madrid, y todo lo construido anteriormente solía derrumbarse con mucha facilidad. Tampoco cedió el equipo, que reafirmó su gran partido con unos segundos 45 minutos memorables.
Las ocasiones no paraban de sucederse y el conjunto alemán se paseaba por el verde desconcertado, viendo un equipo totalmente distinto al que rascó un empate en la ida. Era el Madrid de las grandes noches, aquel viejo amigo que aparecía de higos a brevas para salvar momentos de apuro.
Un tremendo paradón de Sommer a un cabezazo impecable de Ramos evitó el redondeo a una noche magistral. No hizo falta nada más a un Zidane que salvó su puesto con autoridad y acalló muchos rumores. El conjunto blanco se clasifica ‘in extremis’ y no falta a su cita con los octavos de final de la Champions League.
Está saliendo del pozo poco a poco un Madrid que estaba totalmente condenado mucho antes del partido de Sevilla. Pero la conjura volvió a hacer efecto y en ambos partidos se ha visto a un conjunto totalmente distinto, tocado por la varita de un mago llamado Zidane que no estaba dispuesto a arrojar la temporada en diciembre.
El último escalón para calmar las aguas, el Atlético del Cholo que viene como un huracán a asaltar la casa blanca. Ahí esperarán los del renovado ‘Zizou’ para apagar el fuego y volver a encalomarse a la Liga.