Zidane y el Real Madrid caminan de la mano en otra semana fantástica

Zinedine Zidane lo ha vuelto a hacer y ya empieza a ser costumbre. El técnico más alabado y cuestionado a partes iguales ha vuelto a emerger del oscuro pozo en el que llevaba sumido gran parte de la temporada. Parecía cuestión de tiempo que el crack francés acabara por tirar la toalla, pero contra todo pronóstico y pese a la lluvia de críticas, ha conseguido rehacerse una vez más. Esta vez sólo ha conseguido meter al equipo de lleno en la pelea por el título de Liga y unas nuevas semifinales de Champions, casi nada.

La gran mayoría veía a este Real Madrid en el abismo, fuera de su competición fetiche y apartado del campeonato nacional por su eterno rival, el Barcelona. Parecía un escenario más que idílico para los culés, que se frotaban las manos con el chaparrón que se les venía a los blancos encima.

Pero quien conoce al Real Madrid debe saber que jamás se le debe dar por vencido antes de tiempo. Es el primer mandamiento de un club que vuelve a demostrar una vez más que puede anteponerse a cualquier adversidad a pesar de las dificultades que está presentando la plantilla.

Ni las lesiones ni el coronavirus han ayudado al equipo en este tramo decisivo de la temporada. Hazard sigue en sus trece; Ramos se rompió justo antes de la semana clave, Carvajal también estaba descartado y Varane dio positivo justo antes del partido de ida ante el Liverpool. Por tanto, Nacho y Militao tendrían que tomar las riendas de la zona defensiva, obligados a mirar por el retrovisor lo que se les venía encima.

Con una mala suerte interminable y la moral por los suelos, el conjunto blanco volvía a enfrentarse a una semana agónica, la más importante del año. En ella tenía que recibir al Liverpool en Valdebebas en el encuentro de ida de los cuartos de final de la Champions.

Cuatro días después, sin apenas tiempo de recuperación, un Barcelona imparable viajaba a Valdebebas para probar la resistencia blanca en un duelo definitivo por La Liga, con el Atlético mirando de reojo. 96 horas después tendría que viajar a Anfield un equipo con una enorme acumulación de fatiga y con la plantilla en cuadro dadas las ausencias mencionadas anteriormente.

Siete días infernales a la altura de muy pocos equipos. Pero a pesar de todo y contra todos, el Real Madrid dio un golpe de tremendas dimensiones consiguiendo un semipleno. Victoria triunfal ante el Liverpool con un juego que recordaba al Madrid de los viejos tiempos. Un 3-1 que podía servir de aliciente para afrontar los siguientes duelos.

Y vaya si sirvió. Una nueva victoria blanca en uno de los clásicos más épicos que se recuerdan situaban a los merengues a tan sólo un punto del Atlético de Madrid, algo que hace unas semanas parecía inimaginable. Pero en este equipo pocas cosas son imposibles, y se volvió a demostrar en Anfield.

Un tremendo ejercicio de resistencia terminó de dar el pase a semifinales a un conjunto que sale más reforzado que nunca de estos días. Aunque, en este caso, la calma no llega después de la tormenta. Llega el sprint final de la temporada y el cuadro de Zidane tendrá que hacer malabares para dosificar esfuerzos sin volver a alejarse de los títulos.

Una plantilla al límite del agotamiento tendrá que seguir remando prácticamente cada tres días, eliminatoria incluida, para tratar de lograr un doblete que ni el más optimista aficionado habría firmado hace unas semanas. Así es este equipo, así es Zinedine Zidane, quien no sólo se agarra al cargo con más fuerza que nunca, sino que también lanza un claro mensaje a sus detractores. ‘Zizou’ nunca se rinde.

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