Madrileño por nacimiento y merengue por adopción, Esteban Félix Granero Molina, mejor conocido como Esteban Granero, ha decidido retirarse como jugador activo de fútbol profesional a sus 34 años recién cumplidos, apenas el dos de julio.
El centrocampista de Pozuelo de Alarcón jugó en las categorías inferiores del Real Madrid, hasta que fue cedido al Getafe en la temporada 2007/08, con opción a compra. Sin embargo, al culminar el período, el club blanco ejerció la recompra del jugador y fue recuperado para integrarse a la primera plantilla, bajo las órdenes del entrenador de aquel entonces, Manuel Pellegrini. Un mecanismo usado muchas veces por el club, donde se busca el crecimiento profesional de los canteranos, para después reincorporarlos a la disciplina del equipo si la progresión se considera adecuada.
En la temporada 2012/13, el “Pirata” fichó por el equipo inglés Queens Park Rangers, para después pasar a la Real Sociedad, Espanyol y, finalmente, al Marbella, club donde acaba de decir adiós a su carrera como futbolista profesional después de 436 partidos, con 39 goles y 30 asistencias.
Jugador de una inteligencia sobresaliente, aficionado al ajedrez y a la literatura, su mensaje en redes sociales para comunicar su retiro sería la envidia de muchos noveles escritores, y tal vez de otros un poco más experimentados: “Decía Kipling que el éxito y el fracaso debieran ser tratados de igual manera, como a los dos impostores que son. Falsos absolutos, trampas semánticas. Por lo menos es mi consuelo, yo que me he enfangado más con los segundos que probado las mieles de los primeros, ver en ambos manifestaciones de una misma cosa, tributos anecdóticos de un camino apasionante…”.
Hubo también, espacio en su mensaje para aquellos que le acompañaron en su camino: “A los que me hicieron bien, total agradecimiento. Pero a los que me ayudasteis y no llegué a enterarme de ello, ni saber jamás de vosotros, amor eterno. A los que hice bien alguna vez, me disteis más que yo a vosotros. A los que hicieron mal cuando no lo merecía, no os guardo rencor. A los que hice mal, es buen día para reconocer que me arrepiento”.
Finalmente, Granero quiso recordar a sus compañeros de profesión: “¡Qué orgullo haber sido uno de vosotros! La retirada es la muerte de un futbolista. Pero, parafraseando a Richard Dawkins: Todos nosotros vamos a morir algún día, y somos afortunados por ello. La mayoría de las personas nunca va a morir porque nunca van a nacer. El potencial de personas que podría haber estado aquí en nuestro lugar, pero que nunca se calzarán las botas en un estadio, superan en número a los granos de arena del Sahara. Ciertamente, estos ‘fantasmas no nacidos’ incluyen mayores goleadores que Messi y centrocampistas más precisos que Zizou. Sin embargo, la estupefaciente realidad es que tú y yo, con toda nuestra mediocridad, estamos aquí. Somos de los pocos privilegiados que ganaron la lotería del nacimiento a pesar de toda improbabilidad. ¿Debemos acaso quejarnos de nuestro inevitable regreso a ese estado anterior del que la mayoría nunca ha salido?”.
El enunciado de su mensaje en redes sociales marcaba: “Nada es triste hasta que se acaba. Entonces todo lo es”. Pues no, “Pirata”, para ti aún no se acaba, solo es una etapa más en lo que de seguro será un largo camino, lleno de éxitos, “hasta el inevitable regreso a ese estado anterior del que la mayoría nunca ha salido”. ¡Ahoy Pirata!