Apenas ayer publicamos un artículo relacionado con un jugador que representa lo que son los valores madridistas. Lamentablemente, hoy debemos referirnos a uno que personifica su antítesis y que no es otro que Gareth Bale. Ambos llegaron del mismo lugar, el Tottenham, y con dificultades similares, como son todas las relacionadas con una negociación donde esté involucrado Daniel Levy. A partir de ahí, dejando a un lado los éxitos obtenidos en algún momento de su trayectoria, se acabaron de un plumazo las similitudes.
Por enésima vez en su carrera en el Madrid, el galés viajó a la concentración con su selección albergando dudas acerca de su estado físico. Jugó 45 minutos en el encuentro contra Bielorrusia y ahora se regresa lesionado a la capital española.
De acuerdo con la información del diario AS, aludiendo a fuentes internas del club, el jugador vuelve con molestias en el gemelo. El alcance exacto de su lesión se desconoce, hasta tanto sea sometido a las pruebas correspondientes.
Hace mucho tiempo ya que la actitud del delantero llegó a una falta de respeto absoluta. Con el correr de los meses, lo único que ha dejado claro y en lo que ha sido perfectamente coherente es en su tristemente célebre “Gales, golf, Real Madrid”. Aunque si a las pruebas nos remitimos, la entidad merengue ni siquiera debiera estar en esa frase, pues para él, lo único que representa es ser el emisor de sus cheques.
El tema va mucho más allá de si Bale representa o no unos valores madridistas, pues está claro que no. De lo que hablamos es de una persona como unas cuantas que quien escribe puede conocer, o tal vez el lector se encuentre a menudo. La diferencia es que son menos mediáticas, pero eso, lejos de ser una contrariedad, debiera ser un aliciente para ser un ejemplo ante los demás. No olvidemos que el fútbol es pasión y sentimiento pero, a la vez, constituye un modelo para muchos niños y jóvenes que puedan verse reflejados en alguna figura. Nos referimos a una persona con un talento innegable, unas condiciones para el deporte extraordinarias, como cualquier otro puede tener para otra actividad, pero con una carencia de valores tan descomunal que opaca sus capacidades.
Si algo ha logrado Gareth Bale es que será poco recordado por su extraordinario gol en aquella ya lejana Copa del Rey frente al Barcelona. Tampoco lo será su chilena en la final de la Champions contra el Liverpool. Lo que privará en la retina madridista es su falta de actitud y de respeto para con el club y la afición. Afortunadamente para todos, la historia se acerca a su final y apenas faltan siete meses para que venza su contrato. Ese que le convirtió en su momento, por muy poco, en el traspaso más caro de la historia, superando al de un tal Cristiano Ronaldo. Pero como dice el dicho popular, el hábito no hace al monje y la profesionalidad de ambos no tiene punto de comparación.