Los integrantes de la primera plantilla del Real Madrid continúan marcando hitos en sus respectivas carreras. En El Sadar, bajo el marco de la Jornada 33 de LaLiga, Valverde sumó su centésimo partido con el equipo, en el torneo local. A él, se sumó Rodrygo Goes, que alcanzó el centenar de encuentros en el club, sumando todas las competiciones.
Es llamativo que, casi la mitad de esos 100 cotejos, en concreto 41, hayan sido sumados en la presente campaña 2021/22. Un claro indicio de cómo ha ido evolucionando el brasileño y de cómo se ha ido ganando la confianza de su técnico, Carlo Ancelotti, en esta su tercera temporada. En la 2019/20 sumó 26 apariciones, para después agregar 33 en la siguiente. Cien enfrentamientos donde ha disputado 4.652 minutos, con trece goles y veinte asistencias. Otro dato interesante es que el 62% de sus anotaciones y el 35% de asistencias, ocho y siete respectivamente, se han dado en la Champions. Una competición que poco a poco se está convirtiendo en fetiche para el nacido en Osasco, São Paulo. Merece la pena agregar que Rodrygo también cuenta ya con tres trofeos en su naciente vitrina. Una Liga y dos Supercopas de España forman parte de ella.
Hablar de este jugador, inevitablemente trae a la memoria a su compatriota Vinícius. No por establecer una comparativa entre ambos, que no viene al caso. Ambos constituyen un ejemplo de lo que ha sido la política del club en los últimos años: la contratación de jóvenes figuras con el objeto de formarlas en los valores y la disciplina de la institución. Esto con la clara intención de que, poco a poco, se vayan consolidando y rindan sus frutos. Esta acción, aparte de la generación de ingresos con la remodelación del estadio, es también la vía que se han trazado para seguir compitiendo de tú a tú, con los llamados ‘clubes estado’.
Cierto es que, en el caso de ambos, cargan en sus espaldas con la fuerte inversión realizada. Sin embargo, si algo están demostrando estos chicos, es que cuentan con unos valores traídos de casa que les han ayudado a afrontar con normalidad y humildad, el hecho de formar parte de uno de los mejores, o el mejor club del mundo. Una etiqueta que dependerá, por supuesto, del aficionado que opine, pero que demuestra que no es poca cosa lo que están viviendo.