Ciertamente, el Mundial está marcando muchas cosas en la estrategia seguida por Carlo Ancelotti. Una de ellas es la alineación, al menos, la que comienza los partidos. Algo que seguramente alegrará a aquellos que clamaban por rotaciones el curso pasado, pero que luego se escondieron, rendidos ante la evidencia. El Real Madrid ganaba LaLiga y se hacía con la Decimocuarta Champions, además de la Supercopa de España y a los críticos se los tragó la tierra. Ahora, el italiano ha colocado siete alineaciones diferentes en los ocho partidos que han disputado, contando todos por victorias. Ya es un hecho consumado, las rotaciones han aparecido para beneplácito de muchos.
Sin embargo, hay que estar claros en algo y no se le puede achacar nada más al Mundial. Una cosa es rotar con con Bale, Isco y Marcelo; y otra muy diferente, hacerlo con Rüdiger y Tchouameni. Por mucho que hayan aportado los primeros, en algún momento de sus carreras, ya no reunían los pergaminos para integrarse a la alineación del Madrid. Eso se nota y, más aún, en una temporada como esta.
Aparte de la diferencia de nombres, hay también un crecimiento en los rendimientos producto de la evolución de los jugadores. Camavinga ya tiene un año a cuestas que le permite conocer mejor a sus compañeros y ganar en tranquilidad. Ese ímpetu que le ha llevado a ver tarjetas amarillas con muy poco tiempo de reloj, se ha calmado. Por otro lado, jugadores como Valverde y Rodrygo, continúan creciendo a un ritmo exponencial. No dejemos de lado a un Ceballos que goza de una innegable calidad y está siendo cada vez más utilizado.
El renglón de los ‘lunares’ sigue estando presente, aunque con una influencia menor. De Mariano, es la misma historia desde que llegó, independientemente del entrenador que tenga al frente. Marco Asensio había brindado sus mejores aportaciones como revulsivo. Sin embargo, el último mercado y la estrategia que se marcó, parece no haberle dejado muy bien parado. Su papel ha quedado reducido considerablemente, al menos hasta ahora, pero conociendo a Ancelotti, es difícil que no vea minutos. De hecho, ingresó como recambio en el último encuentro frente al Leipzig, tras la ‘pataleta’ del día del Mallorca. La historia se repitió, entró como suplente y anotó uno más para que el Madrid certificara la trabajada victoria. Otra cosa ya es cuando va de inicio.
Para cerrar el capítulo de los lunares, aparecen dos elementos más. Eden Hazard fue probado como ‘nueve’ contra el Celtic, tras la lesión de Benzema, y anotó un gol. Pero, ante el Mallorca, en la siguiente jornada, no tuvo su mejor encuentro. La consecuencia llegó muy rápido y Ancelotti optó por Rodrygo para el segundo partido del Real Madrid en la Champions, contra el Leipzig. Finalmente, el caso Odriozola, que no quiso salir traspasado y es, hoy en día, el tercer lateral derecho, por detrás de Carvajal y Lucas Vázquez.
Con este panorama, las rotaciones que introduce Ancelotti, en las alineaciones del Madrid, arrojan un once que no desluce en los nombres. Luego, el juego es otra cosa, pero es que ahí ya entran otros factores. En el reciente partido frente al Leipzig, no estuvieron presentes ni Éder Militão, ni Ferland Mendy, dos nombres que se pudieran considerar titulares en defensa. En su lugar, aparecieron Nacho y Rüdiger como pareja de centrales, para que Alaba se ubicara por izquierda. Cualquiera que vea una posibilidad de alineación, o la otra, de seguro no se le moverá ni media ceja. Las dos opciones serían titulares en cualquier equipo del mundo.
Pasando al centro del campo, encontramos que en el mismo enfrentamiento comenzó Camavinga para acompañar a Modrić y Tchouameni. Pero, es que si hubiese aparecido Ceballos y/o Kroos, pues todos los madridistas estarían igual de tranquilos. Por si esto fuera poco, dependiendo del rival, la opción de Tchouameni la podrían ocupar el alemán, o el francés que opta al Golden Boy. Estando claros en que cada uno aporta lo suyo y son diferentes, el tema está en que no hay combinación de nombres que desluzca en este Real Madrid.
En la delantera es, tal vez, donde alguna duda puede haber, pues el nombre Benzema es demasiado influyente. Sin embargo, Vinicius y Rodrygo están a un nivel superlativo. Y si a esto le sumamos una ‘bestialidad’ de jugador como Valverde, pues la sonrisa del Madrid vuelve a aparecer. Antes de que algún crítico asome, me permito decir que incluí al uruguayo aquí pensando en él como extremo. Pero, pude hacer lo mismo incluyéndolo en los centrocampistas. Donde quiera que le coloque, siempre habrá algún inconforme y es que la movilidad de este chico, que se ubica en un lado u otro del campo, así lo invita.
La conclusión es muy sencilla. Con solo dos fichajes y unas cuántas salidas incómodas, estamos en presencia de un once más completo que el de la temporada pasada. Si un Hazard cumple con la promesa hecha en Cibeles, de meterse en dinámica, sería la guinda del pastel. Pero, aunque no lo haga, hay que tener mucho cuidado con este Real Madrid.
Igual no descartemos la aparición de los críticos de oficio, los fans de las palancas, además de los expertos en fichajes y tesorería. Todos ellos siempre estarán pero, mientras tanto, Ancelotti y su gente continúan a lo suyo. Y como bien dijo el italiano: “En este momento de la temporada, lo que debo pedirle a mis jugadores es que jueguen con inteligencia y saquen los puntos”. Palabras muy sabias, que si las aderezamos con administración de esfuerzos, hacen que este Real Madrid luzca, al menos, muy competitivo en todas las instancias. Así que aquellos que no le otorgaron favoritismo alguno y osaron colocarles en el quinto lugar de las preferencias para ganar la Champions, sería bueno que pusieran ‘las barbas en remojo’.