No han pasado ni cinco meses desde que Mbappé reculó, faltó a su promesa al Real Madrid y decidió quedarse por dinero en el PSG. No conforme con ello, se hizo eco de los cánticos en contra de la entidad merengue en el día de su presentación y sonreía complacido. Ahora, de acuerdo con distintas informaciones, el niño mimado de Catar y París está arrepentido y quiere salir del club francés en enero.
En un melodrama que parece no tener fin, RMC Sport anunció que la relación entre Mbappé y su club se encuentra rota. Algo que el diario español, Marca, confirmó posteriormente, aludiendo a fuentes cercanas a la situación. Por si esto fuera poco, también se dice que el asunto reventó en el mes de julio cuando ni siquiera se habían cumplido dos meses de su renovación. Al parecer, el PSG había autorizado su salida, pero solo si el destino era el Liverpool, no el Real Madrid.
Las informaciones corren como pólvora, de hecho, Bernabéu Digital afirma que en el día de mañana, Mbappé estará en Madrid. Pero más allá de todas estas noticias que se están generando en este momento, la pregunta es otra. ¿Estará dispuesto Florentino Pérez a pasar por el mismo vía crucis? ¿El madridismo perdonaría la traición del jugador francés?
Además del tema emocional, la situación del Real Madrid no es la misma de cuando se intentó su fichaje. El momento físico de la plantilla y el desempeño de sus integrantes no parece abrirle un hueco a Mbappé. Vinicius ha mantenido su nivel, e incluso, sigue mejorándolo. Rodrygo ha demostrado estar listo para la titularidad y sigue en franco ascenso. El único lunar lo constituye el físico de Karim Benzema, aunque no por ello se le debe descartar, considerando que ni siquiera hizo una pretemporada como es debido. Viendo la frialdad de esta situación, tendría mayor cabida un Haaland en un par de años, que el propio Mbappé. Más aún, cuando cada día que pasa hay mayor certeza acerca de su cláusula fija de salida, lo cual, reduciría la pelea a solamente el salario del jugador.
Es cierto que Florentino Pérez, a pesar de su cariño hacia ciertos jugadores, no se caracteriza por decisiones emocionales. El ejemplo más cercano lo tenemos en Sergio Ramos. A esto hay que sumarle el ya famoso: “Este Mbappé, no es mi Mbappé”. Habrá que ver si esta nueva versión arrepentida del francés se acerca a los parámetros ya conocidos por parte del presidente de la entidad merengue. Pero, aparte de ello, ¿será capaz el madridismo de perdonarle? Y lo que es más importante aún, ¿merece la pena poner de nuevo la carne en el asador por un jugador cuyos valores han quedado en entredicho? Al delantero francés le prometieron ‘villas y castillos’ y el Real Madrid no parece el lugar para venir con ínfulas de grandeza. A fin de cuentas, el club siempre está siempre por encima de cualquier jugador y ejemplos hay de sobra.