La presión que sufren la mayoría de los jugadores de la élite del fútbol está tan normalizada que muchas veces no somos conscientes de ella. Bien sea por las críticas de los medios, por unas aficiones que contentar, o por factores extradeportivos, los jugadores pueden no dar el máximo rendimiento esperado en determinadas ocasiones.
Pione Sisto, atacante del Celta de Vigo, es ejemplo de ello. El extremo reveló hace escasos días al diario danés ‘Politiken’ la depresión que sufrió en el Mundial de Rusia por algunos de los factores anteriormente mencionados. Sisto comenzó explicando los efectos de las críticas de la prensa, que le rodearon durante su estancia en el torneo: ‘‘Todo en conjunto me provocó una depresión, estaba hecho una mierda. No sabía lo que quería hacer’’. El danés aseguró que llegó a un punto en el que sólo pensaba en regresar a su país, sin importarle los resultados de su selección.
El celtiña llegó al Mundial en un buen estado de forma, habiendo jugado 39 partidos en liga (en los que repartió cinco goles y nueve asistencias), e incluso comenzó marcando un gol a Panamá a inicios de la competición. Sin embargo, Sisto aseguró que este rendimiento no se mantuvo así: ‘‘No podía soportar que me criticaran cuando no me fue tan bien en los partidos previos al Mundial y durante el torneo. No podía olvidarlo porque luchaba también contra mí mismo y mi cuerpo. Toda la confianza que gané contra Panamá la perdí en tres partidos’’.
El extremo de 25 años también fue criticado en aquellos tiempos por su dieta y estado físico (críticas vigentes en la actualidad), tema que también trató en su entrevista: ‘‘Pienso que me llaman loco porque no quieren reflexionar sobre si tengo razón. Hice una limpieza porque quería cambiar mi dieta. Puedo comer como quiera, el club no me obliga a nada y he pagado a mi propio dietista, no es algo impulsivo’’.
Las polémicas en las que se ha visto rodeado el prometedor atacante del Celta han podido mermar su rendimiento durante los últimos años. Sin embargo, estos momentos de reflexión suponen una pequeña dosis de desahogo para el jugador, que asegura que mentalmente se encuentra ‘en el mejor momento de su vida’ y del que se espera ver su mejor versión de nuevo, aquella que despertó el interés de toda Europa hace escasas temporadas.