Jarro de agua fría que se llevó la tarde de ayer el conjunto vallisoletano. A los de Sergio González le sobró el último minuto del descuento, un error defensivo a balón parado que aprovechaba el central celtiña, Jason Murillo para que, con un certero cabezazo, mandar el cuero a la red. Este tanto neutralizó el de Orellana que había adelantado al Pucela en el minuto 69.
Fue prácticamente el único acercamiento de peligro del Celta desde el 0-1 y que deja al equipo visitante sin un triunfo que era clave, no solo para acabar con una racha de siete partidos sin ganar, desde el 2 de enero, sino también para abandonar la zona de descenso con algo más de solvencia que ahora, donde solo supera al Alavés por el gol average, empatado a 22 puntos con el Eibar y, con el Elche penúltimo, con 21, pero con dos partidos menos.
Aunque lo tuvo cerca, con el empate en Vigo, el Real Valladolid acumula ocho partidos sin conocer la victoria, tres puntos de 24 posibles, pero el técnico pide mirar hacia delante y olvidar el varapalo: “Lo acumulado en esta Liga vamos a dejarlo atrás porque es algo negativo y no nos va a ayudar. Es mejor borrarlo, taparlo y cerrarlo. Quedan 13 jornadas por disputarse y tenemos que decir mucho hasta el último momento”.
El técnico blanquivioleta se muestra optimista con el equipo. “Siempre estamos algo mejor que el anterior partido y tenemos que seguir mejorando”, concluyó. El conjunto de Pucela se enfrentará la próxima jornada al Osasuna en El Sadar y deberá luchar si quiere conseguir los tres puntos para salir de zonas próximas al descenso.