El Arsenal de Mikel Arteta no para de trabajar en un verano más que movido en el norte de Londres. Tras las incorporaciones de Nuno Tavares y Lokonga, el club «gunner» se marcaba como objetivo reforzar la defensa y sobre todo cerrar las negociaciones con el Brighton por Ben White. El joven central de 23 años, deseaba dar un salto de calidad a su carrera, y tras aprobar con méritos su primera temporada en Premier League, ha decidido cambiar de aires.
El traspaso se ha cerrado en 58 millones de euros, una cifra que lo cuela en el top 10 de centrales más caros de la historia. A pesar de su corta experiencia en primera, White ha demostrado desde su irrupción en Leeds los galones que tiene y asume en la defensa. A pesar de su juventud, Ben ha dejado grandes dotes de su liderazgo, un futbolista con una salida de balón casi impoluta, y una jerarquía defensiva al nivel de muy pocos.
Su fichaje era una petición expresa de Arteta, el técnico español necesitaba un central diestro de garantías que le permitiera formar una línea de tres fiable y dar rotación en la izquierda a Pablo Marí y Gabriel Magalhanes. Mikel dedicó unas palabras a la prensa inglesa al conocer la oficialidad del fichaje:
«Ben era un objetivo prioritario para nosotros. Es genial que hayamos podido completar su fichaje. Se trata de un defensa inteligente que se siente muy cómodo con el balón en los pies. Su estilo encaja perfectamente con nosotros. Esperamos que White sea el centro de nuestros planes de futuro», afirmó el vasco.
Ahora, el conjunto “gunner” se centra en la prioritaria renovación de Granit Xhaka. Después de su inmensa Eurocopa, muchos equipos se han interesado en sus servicios, pero para Arteta y el Arsenal, retenerle será clave en el futuro. Además de la situación del suizo, el Arsenal deja varios flancos abiertos a posibles nuevas incorporaciones. Tammy Abraham se presenta como la más avanzada, pues el Chelsea no cuenta con él y el en el Emirates lo ven como un gran refuerzo para la delantera.