“No puede ser, otra vez no”. Esto era lo que se le pasaba por la cabeza a cualquier mallorquinista en el día de ayer. Minuto 94 en Son Moix, después de estar aguantando el empate contra el Sevilla durante parte de la segunda mitad, Ocampos introducía en balón en la portería de Manolo Reina, dándole los tres puntos al conjunto andaluz en la última jugada del partido.
Otra vez ocurría lo mismo. Por tercera semana consecutiva, el Mallorca perdía puntos en el descuento, sumado a la expulsión en estos minutos de Jaume Costa. La sensación en el feudo bermellón era de incredulidad, ya que, después de haber ido ganando durante gran parte del encuentro, se les volvían a escapar los puntos en los minutos finales.
Afortunadamente para los locales, el gol de Ocampos sería anulado más tarde por el VAR, que indicaba que el balón había dado en la mano de Fernando. Esto se celebró como un gol más. Después de las malas sensaciones en cuanto a resultado que dejaron los anteriores partidos, parecía que la suerte sonreía al Mallorca.
Aun así, este es un grave problema que tiene que intentar resolver Luis García Plaza. Hay que saber gestionar los minutos finales. Contra la Real, estuvieron toda la segunda mitad con un jugador más sobre el terreno de juego; contra el Valencia, aguantaron los 90 minutos con una ventaja de dos goles; y contra el Sevilla, pudieron aumentar su ventaja con el 1-0 a favor y tenían un punto asegurado llegados al minuto 94.
De haber podido sumar cinco, e incluso siete puntos de nueve contra equipos de, a priori, la parte alta de la clasificación, a sumar dos, y con suerte. El Mallorca deja buenas sensaciones, compite con prácticamente cualquiera, pero tiene que ser capaz de cerrar los partidos si no quiere sufrir al final de temporada.