Steven Gerrard, destituido como técnico del Aston Villa

Once meses. Once han sido los meses que ha durado Steven Gerrard en el cargo como técnico del Aston Villa. Desde un principio, ilusionó la llegada de la leyenda inglesa al banquillo de los ‘villanos’. Todo parecía hilar a la perfección, pero todo se ha torcido de desmesuradas maneras.

Steven Gerrard llegaba a Birmingham con un bagaje muy bueno para ser un técnico muy interesante en un banquillo de Premier League. Venía de hacer historia en Escocia. Cogió a un Rangers que no ganaba un título ligero desde hacía 10 años y lo hizo campeón con números históricos: 102 puntos y 92 goles a favor.

Imperó con un fútbol muy vistoso, asociativo y vertical. Eso le hizo ganarse el respeto como un futurible entrenador de élite. Pronto empezarían a sonar los primeros rumores relacionándolo como el sucesor de Jürgen Klopp en Anfield. Por motivos obvios, ese momento tendría que esperar, ya que el Liverpool se encontraba en uno de los mejores momentos de su historia con el técnico alemán.

Ese necesario paso intermedio y de espera, antes de poder recalar en el club de su vida, podría ser el coger más experiencia en un equipo de la Premier League. Con esto, y siendo aún técnico del Rangers, le llegó la oportunidad de asumir el banquillo de todo un Aston Villa. Un equipo con muchas ambiciones, muy exigente y con grandes jugadores para armar algo interesante para el espectador. Obtuvo las riendas del equipo para intentar crear un estilo de juego que enamorase a la exigente afición de Villa Park.

Le dieron todas las piezas que pidió para construir su equipo con su seña de identidad, pero no ha sido así. Formó un conjunto muy blando en defensa, con muchas dudas en el medio del campo y un ataque muy irregular. No supo encajar las piezas necesarias para confeccionar un equipo que está para luchar por algo más de lo que está haciendo.

Jugadores como Coutinho, Ings, Watkins, Buendía, McGinn, Ramsey, Douglas Luiz, Bailey, Mings, Digne… piezas con los que no ha sabido crear equipo. En esta temporada, solo ha conseguido nueve de los 33 puntos posibles, situándose cuarto por la cola, empatado a puntos con un Wolverhampton, que está en puestos de descenso.

La contundente derrota en Craven Cottage frente al Fulham, por 3-0, ha terminado con la paciencia del club, que no tardó en destituirle al frente del equipo. Ese Gerrard que podía ser heredero de Klopp en Anfield, queda ahora con su reputación como entrenador en Premier muy tocada, porque ‘su Villa’ ha sido realmente decepcionante. Para volver a sonar para algo tan grande debe dar resultados, pero ahora las oportunidades serán otras.

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