Manuel Pellegrini llega al mando del Real Betis para liderar un proyecto que ha perdido el rumbo. Sin un capitán que dirija a la tripulación, la plantilla del conjunto verdiblanco trabajaba sin un objetivo claro ni una estructura definida.
Se espera que el chileno dé solución a todos estos problemas, evitando un giro radical en el camino que estaba siguiendo el club desde la llegada de Quique Setién a Heliópolis.
Tras la marcha del cántabro, se esperaba que Joan Francesc Ferrer ‘Rubi’ puliese a un equipo que, hasta ese momento hacía más cosas bien que mal. Sin embargo, el catalán, lejos de mejorar en ciertos aspectos al equipo, empeoró los registros que había cosechado Quique Setién al frente del Real Betis y, siendo aún peor, su equipo daba coletazos sin saber ni cuál era ni cómo se conseguía el objetivo.
Una temporada que, por más que le pese a Alexis Trujillo, no puede nombrarse como aprobada a pesar de evitar el descenso, ya que el Real Betis actual es peor a ese que dejó el actual técnico del FC Barcelona, que ya dejaba dudas en algunos aspectos.
Manuel Pellegrini llega a Heliópolis con un nuevo libreto, lejos quedan los 5-3-2, 4-3-3 y variedad de sistemas que han ido empleando los técnicos verdiblancos en las anteriores temporadas. El entrenador chileno tiene el 4-4-2 como base a su trabajo.
Sin embargo, se muestra totalmente abierto a la libertad de movimientos. Su 4-4-2 no es estático, más bien todo lo contrario. Si el extremo por derecha debería estar encarando al lateral, en el sistema de Pellegrini se encuentra buscando un balón entre líneas o dando apoyo al extremo contrario. Porque, como bien ha dicho el técnico en varias entrevistas, “el sistema no tiene importancia, lo importante es la idea futbolística”, y así es como trabaja con sus equipos.
La estructura defensiva acostumbra a situarse en 4-4-1-1, dos líneas juntas y adelantadas en un bloque medio-alto. Un delantero que trata de cerrar el cambio de banda, para encerrar al rival en un costado, mientras que el mediapunta cubre al pivote para que este no pueda recibir.
Pese a ser un técnico que busca el control del partido a través del balón, trata de exponerse lo mínimo ante el rival, presionando en zonas avanzadas cuando la situación lo permite y tratando de forzar el error del rival en zonas intermedias, sobretodo durante su etapa fallida en el West Ham.
En ataque, difiere bastante del fútbol de Quique Setién, por más que se hable de un estilo continuista. El técnico chileno no quiere dormir el encuentro, ni defenderse a través del balón, sus ataques son vertiginosos, acumulando muchos hombres en área rival y buscando hacer daño con los dos extremos, además del delantero y ‘mediapunta’. Los laterales no se proyectan hasta que la jugada no queda pausada y el equipo se encuentra totalmente instalado en campo rival. De esta forma, se cubre de un posible contragolpe con su defensa de cuatro y el mediocentro más conservador. Así fue sobretodo en su última etapa al frente de los ‘hammers’, donde sus laterales apenas pisaron campo rival. Sin embargo, en etapas anteriores logró proyectarlos en zona de ataque, con figuras como Eliseu en el Málaga, Capdevila en el Villarreal, Marcelo en el Real Madrid…
Además, trata de evitar la salida de balón forzada desde atrás. Pocas veces arriesga en campo propio, buscando continuamente al delantero referencia y ganando la segunda jugada.
Los extremos, uno siempre a pierna cambiada, busca jugar por zonas centrales como segundo mediapunta, permitiendo proyectarse al lateral para generar situaciones de 2 vs 1 contra el rival en banda para mandar centros laterales acumulando muchos hombres en el área rival.
No obstante, al no cerrarse a un sistema, en ocasiones sitúa al mediapunta como ‘interior’ a más altura, convirtiéndose en un 4-3-3 o 4-1-4-1. En todos sus equipos ha tratado de sacar el máximo rendimiento a sus futbolistas y ofrecer un fútbol ofensivo y vertical, sin olvidarse de la defensa, aspecto que ha penalizado al conjunto verdiblanco en la última década, con cifras que le impiden luchar por puestos europeos.
Su línea de cuatro trabaja en conjunto, y los extremos, pese a realizar labores de ataque, bajan hasta altura de tres cuartos, a partir de ahí dejan la marca para atacar el espacio en caso de recuperación.
Su idea de juego encaja con el conjunto verdiblanco, sin embargo, requiere de algunas piezas que actualmente la plantilla del Real Betis no dispone. La labor del director deportivo, en consenso con el recién anunciado nuevo técnico del Real Betis Balompié, debe ir dirigida a garantizarle a Manuel Pellegrini un once de garantías para luchar por el objetivo, que no es otro que luchar por Europa. Todo hace indicar que será la última bala de Ángel Haro y Catalán, de no cumplir con el objetivo, su futuro penderá de un hilo.