Una vez finalizada la temporada 2019/2020, ha quedado en evidencia que el Real Betis necesitaba un líder. Un entrenador capaz de ser la cabeza visible de un proyecto que va sin una dirección alguna. Con la llegada de Manuel Pellegrini a Heliópolis, el conjunto verdiblanco garantiza cubrir ese puesto con un técnico experimentado y con la mente de un líder.
Sin ser un entrenador con mano dura, trata de hacer ver al futbolista el compromiso que debe tener por el escudo que representa. Y que cualquier acción que haga, aunque él no la prohiba, puede acarrear una pérdida de la titularidad o falta de minutos. Porque sabe lo que representa el club para un aficionado y pide al jugador que actúe en consciencia.
El jugador debe estar predispuesto al trabajo para poder rendir al máximo nivel, por encima de lo que se espera de él. Mejorar el rendimiento que había demostrado con su anterior técnico es uno de los objetivos que se marca cuando llega a un equipo, aunque para que un jugador destaque a nivel individual requiere de un gran rendimiento a nivel colectivo.
Finalmente, exige respeto. Respeto por la profesión, sus compañeros, el rival y la afición.
Su pasado como estudiante de ingeniería, le han convertido en un técnico muy metódico y con una forma de trabajar muy definida. Trabaja con mucho orden, pero da libertad a sus futbolistas en el ataque. Porque más allá de la táctica está la técnica. Un entrenador puede crear mecanismos, pero si el futbolista no es capaz de enviar un centro preciso y el delantero de realizar la volea correctamente, la jugada no finaliza en gol. Es por ello que la precisión es la clave para poder llegar este y, por ello, a la victoria. El entrenador puede poner las herramientas, pero es el futbolista quien finalmente debe tener una técnica exquisita para que lo diseñado por el entrenador se plasme sobre el terreno de juego.
En este Real Betis, su liderazgo debe despertar a un vestuario que necesita orden. Nadie duda de los conocimientos tácticos de Rubi, ni de su incansable trabajo, pero sí ha demostrado que a nivel de liderazgo deja bastante que desear. La plantilla del Real Betis Balompié nunca creyó en él, ni desde un principio como llegó a confesar en rueda de prensa tras una derrota ante el Granada que toda la plantilla no iba al mismo rumbo. No era capaz de convencer a los jugadores que su método era válido y que les acercaba a la victoria, porque ni tan siquiera estas llegaron de forma regular.
Es por ello que el papel de Manuel Pellegrini a nivel psicológico se antoja esencial. Desde un primer momento deberá elegir las piezas para poder trazar una hoja de ruta. Futbolistas que sean capaces de afrontar momento difíciles y tirar del equipo, porque necesita de jugadores con carácter, capaces de ayudarle en su labor dentro del vestuario.
El fútbol en un 70% es psicológico, y sino que se lo pregunten a Zinedine Zidane que ha logrado levantar a una plantilla que la pasada temporada no daba muestras de vida, llegando incluso a hacerse con el título liguero. En el otro lado de la balanza está el ex entrenador del Real Betis, Quique Setién, que ha perdido la confianza del vestuario del FC Barcelona, si en algún momento la llegó a tener, y se ha demostrado en los resultados cosechados, perdiendo LaLiga pese a ser líder en su llegada.
Su trabajo en ese aspecto marcará el futuro del Real Betis. Porque la actual plantilla no es tan mala como se dice actualmente, ni era tan buena como se hacía creer al principio de temporada. El Real Betis tiene futbolistas para luchar más allá de la salvación.
En el Villarreal vimos la que seguramente fue su mejor etapa como entrenador en el fútbol europeo. Fue capaz de liderar un vestuario que salía a los encuentros con la confianza de que le podía ganar a cualquiera. La intensidad en su juego, era acorde con los resultados que lograba, sacando el máximo rendimiento a unos futbolistas que, por condiciones, no eran mejores a algunas plantillas por debajo en la clasificación.
El liderazgo de Manuel Pellegrini debe ser la base para relanzar el proyecto del Real Betis y que la próxima temporada, que vuelve a ilusionar a los béticos, se convierta en una realidad. Aunque, por supuesto, llegarán momentos donde la corriente trate de empujar con fuerza en el sentido no deseado, y los futbolistas junto al cuerpo técnico deberán remar con fuerza para cumplir con los objetivos.