Desde que la llegada de José Bordalás al banquillo del club azulón (2016) ya han pasado cuatro años, en los que el valenciano ha conseguido ascender, mantener y triunfar con un club tan singular como lo es el Getafe CF.
Ya lo vimos la temporada pasada, donde consiguió la histórica gesta de meter al Getafe en UEFA Europa League, una competición que el club azulón no pisaba desde la temporada 2010-2011.
A pesar de esto, Bordalás no se esconde, y con uno de los presupuestos más bajos de la categoría sigue haciendo historia.
Por otro lado, lo de la pasada temporada se está demostrando que no tiene nada de casualidad, ya que, con un equipo casi calcado al de 2018-2019 está colocado en puestos de UEFA Champions League -algo inédito para el Getafe-.
Toda esta gesta se basa en su juego, un juego que a pesar de no ser ni mucho menos vistoso, es cuanto más efectivo. Una estilo como los de la vieja escuela, defensa rocosa y entregada (a veces rozando límites), equipo en bloque y con los delanteros muy preparados para fijar centrales y aprovechar las más que posibles contras. Nada de memeces, ni adornamientos a la hora de sacar el balón -como muchos otros hacen-, él va por la vía rápida, centrándose en su único objetivo, marcar gol a toda costa.
También, el valenciano ha demostrado ser un entrenador de 10 a la hora de sacarle el máximo provecho a sus jugadores, vease en la polivalencia extrema de Cucurella o en la segunda juventud que atraviesa un experimentado pistolero como lo es Jorge Molina.
Este es el fútbol de Bordalás, un fútbol alejado de las estéticas y del toque, centrado -en lo verdaderamente valioso- en el gol y la efectividad, un fútbol donde sus 11 jugadores tienen una misma idea en común, un fútbol construido ni mucho menos para disfrutar, sino para ganar. Así es, el “nuevo” fútbol de don José Bordalás.