|ANÁLISIS| Real Club Celta de Vigo: a un punto del infierno

Tras la debacle sucedida la pasada temporada, el conjunto celeste armó una plantilla para solventar los problemas planteados la pasada campaña y mirar hacia Europa. Esas aspiraciones tendrán que esperar, pues esta temporada no se ha desarrollado como los vigueses querrían y creían. Se ven obligados a realizar un tramo final de temporada impecable para alejarse de las posiciones que conducen hacia la segunda división.

Estilo de juego

Tras comenzar la temporada con Escribá a los mandos, su cese desencadenó la llegada de Óscar García al banquillo, cambiando así las principales claves del equipo. El técnico catalán, apuesta por la posesión de pelota y una innegociable presión en campo rival -algo que gusta mucho en Balaídos- además de ofrecer una amplia variedad de sistemas tácticos para poder adaptarse según las circunstancias y el rival. Hemos podido ver al Celta jugar con un 4-3-3 y un 4-4-2 o incluso apostando por una defensa de tres, como en su último partido ante el Getafe con un 3-5-2 acumulando más jugadores en la zona del centro del campo.

Claves ofensivas

Con balón, el Celta busca darle amplitud a su juego a través de la posesión con jugadores muy buenos técnicamente con el balón en sus pies como pueden ser Fran Beltrán o Rafinha. Además, la velocidad que tienen tanto Santi Mina como Iago Aspas, permite al equipo lanzar contragolpes y tener un juego muy vertical en determinadas circunstancias. Pese a que el objetivo del equipo es ganar, debido a la comprometida situación en la que están inmersos, podríamos catalogar las intenciones de Óscar García como un juego atractivo y de ataque.

Claves defensivas

El principal cambio en defensa es la presión alta que acometen en todos los partidos. Si con Escribá, el equipo tendía más al repliegue para luego salir a la contra, con el técnico catalán es todo lo contrario. Los jugadores del frente de ataque son los encargados de acometer la labor defensiva en campo rival avanzando metros para incomodar la salida de balón contraria, acompañados por detrás siempre del resto de compañeros. El principal problema de esta presión es lo alta que sitúa la línea Óscar, y que supone contraataques mortales por parte del equipo rival y que hace sufrir mucho a sus centrales.

Tras una temporada de pesadilla, las ilusiones del conjunto celtiña se renovaban con la llegada de varios jugones como Denis Suárez, quién regresaba a la que fuera su casa en busca de minutos para regresar a su mejor nivel. También ficharon a Rafinha, otro ex-celeste que ya dio buen rendimiento en Balaídos de la mano del actual seleccionador nacional Luis Enrique Martínez. Aidoo llegó para mejorar una defensa que se caía, pero pese a su buen inicio de campaña fue necesario el fichaje de Murillo para complementar al ghanés. Santi Mina no está rindiendo como se esperaba y pese al buen arranque de Smolov en enero, el equipo se va diluyendo conforme pasan las jornadas. Con plantilla para mirar a Europa, el Celta está dejando mucho que desear situándose a un solo punto del descenso.

Si Aspas se enchufa en esta recta final, el Celta tiene opciones, pero mucho tiene que mejorar si quiere mantenerse en Primera División. De no ser así, tienen muchas papeletas de caer al infierno de segunda ocho años después.

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