La Selección española de fútbol ha aprobado en sus primeros compromisos para clasificarse para el Mundial de Qatar. Sin embargo, el ambiente que ha dejado, más allá del juego desplegado, no es el mejor, y todas las miradas se han centrado en una sola persona: Luis Enrique.
Muy pocos son los que entienden las decisiones que tomó el seleccionador en el encuentro frente a Kosovo. Entre ellas, las titularidades de Unai Simón e Iñigo Martínez, que completaron los 90 minutos de juego. Teniendo en cuenta que en pocos días ambos tienen que estar presentes en la importante final ante la Real Sociedad, resulta una imprudencia por parte del asturiano.
Los dos «leones» han estado presentes en estos tres partidos, aunque Iñigo ha salido en dos ocasiones al inicio de la segunda mitad. Al contrario que pasó con el portero y el central, Mikel Oyarzabal descansó. Teniendo más papeletas de ser titular respecto a otras opciones, apenas ha disputado 40 minutos.
Si bien es cierto que tiene todo el derecho de disponer de todos los jugadores disponibles según vea conveniente, realmente no era necesario arriesgar de esa manera a cualquier jugador que vaya a estar presente en una final tan próxima. Sobre todo, teniendo en cuenta que, respetando a cualquier rival, Grecia, Georgia y Kosovo no tienen la capacidad de ser una amenaza real para España, pese a los resultados.
No hubiese supuesto una gran diferencia haber prescindido de los jugadores del Athletic y de la Real Sociedad para que pudiesen preparar el derbi copero con sus clubes, y evitar así cualquier lesión que hubiese podido cambiar los planes para la Copa. El mejor ejemplo que se puede sacar en claro es Sergio Ramos, que se lesionó al poco de salir desde el banquillo. Sin estar en una buena forma física, el camero decidió arriesgar y le salió mal la jugada. Y lo peor de todo, ahora es duda para varios partidos clave en la temporada del Madrid.
El trabajo que tienen los técnicos a la hora de confeccionar un combinado nacional no es precisamente el más sencillo, pero siempre deberían tener en cuenta los inminentes compromisos de los equipos, sobre todo ante una final, y la forma física en la que llegan los jugadores convocados.