Opinión| Diakhaby-Cala: No es otro insulto más

Esta opinión pertenece a uno de nuestros redactores. En ella, no existe intención alguna de transmitir falsas informaciones o acusaciones sobre el incidente. El autor se basa en la información vigente acerca del conflicto, dando su opinión personal sobre el tema y las repercusiones del mismo.

Lo del supuesto incidente entre Diakhaby y Cala no es «otro insulto más», es mucho más que eso.

Son muchos los que no entienden el revuelo y el «circo mediático» que se ha creado alrededor de este supuesto incidente, los que cuestionan e incluso critican por qué se juzga al que supuestamente dice «negro de mierda» y no al que dice cualquier otro insulto como «cabrón» o «gilipollas». Sí, en pleno siglo XXI parece ser que aún hay que explicar a la gente que conlleva decir un insulto o el otro. Es tan simple como entender que uno ofende y otro perpetúa.

«Negro de mierda» perpetúa el racismo sistemático que desde hace siglos ha vivido la gente de color en cualquier parte del planeta, perpetúa la superioridad de una raza con respecto a otra, y el trato despectivo e inferior a cualquier persona que sea de color por el mero hecho de serlo. «Gilipollas», «cabrón» o cualquier insulto similar, ofende, y es obvio que no se debería de decir en ningún terreno de juego, pero no perpetúa ningún tipo de discriminación a ningún colectivo. Ahí está la clave de todo este conflicto mediático, político y social que se ha creado. El racismo.

Entendiendo el por qué del interés general que ha creado alrededor del caso Diakhaby-Cala, vayamos más allá y miremos todo en perspectiva separando el conflicto por partes:

1. Denuncia del insulto

El partido entre el Cádiz y el Valencia se paró por las acusaciones de un supuesto insulto racista realizado por Cala a Diakhaby. Sobre estas situaciones el reglamento argumenta, que cualquier insulto de carácter racista realizado a un jugador por parte de la grada o un adversario, deberán suponer la paralización e incluso suspensión del encuentro si estos no cesan.

En este caso, el árbitro no escuchó el insulto y, por lo tanto, no paró el partido hasta que Diakhaby no hizo las acusaciones hacia el defensa del Cádiz y los jugadores del Valencia, actuando de manera ejemplar, abandonaron el campo.

A todo ello además, hay que sumar que aquel que supuestamente sufrió el insulto, Mouctar Diakhaby, abandonó el terreno de juego en un cambio. Si se comprueba la existencia del insulto (hay dos vídeos en los que se escucha que lo hubo) y se relaciona esta frase con Cala (en ninguno de los dos vídeos se identifica claramente al jugador del Cádiz), la víctima, el que sufrió el supuesto racismo, se habría visto obligado a abandonar injustamente el terreno de juego por sufrir discriminación.

2. Presunción de inocencia

Una vez realizada la acusación, comenzó el juicio de la sociedad, que no el oficial. El sistema judicial argumenta que hasta que no sea considerada como culpable la persona acusada no se podrá dar por hecho que esta es culpable, al tener derecho de tener un juicio justo y a la presunción de inocencia.

En este caso se ha actuado muy duramente con Cala, pero también hay que entender que el conjunto de la sociedad cree más al denunciante que al acusado, porque es algo que ocurre en cualquier situación. Obviamente, esto es algo que no debería de pasar, pero la forma de pensar de la sociedad siempre es, por desgracia, esta: «yo creo a la otra parte y la parte acusada lo estará por algo…», antes siquiera de que se demuestre si la parte acusada es culpable o no. En el caso de que se demuestre que al final el acusado no es culpable, ese daño es muy difícil de reparar porque la opinión popular no siempre se cambia con una sentencia en firme.

3. Juicio y Condena

Una vez analizado todo lo sucedido y habiendo visto y escuchado el insulto e identificado a la persona que lo realiza, se llevará a cabo una condena. La condena mínima es de dos años por un insulto racista en el fútbol. Y sí, muchos criticarán que no se sea tan duro cuando se insulta a un rival o a un árbitro, pero en el fútbol, el deporte global, no puede haber tolerancia con cualquier tipo de insulto, más aún si perpetúa la discriminación de un colectivo a través de un insulto racista, xenófobo, homófobo, machista o de cualquier otro tipo. Y el que no piense así debería de cuestionarse su tolerancia o falta de ella.

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