Opinión: Superliga, origen ,sanciones, reformas y todo lo que debes saber

Bien es cierto, que el hecho de la creación de una nueva competición suscita al debate y a la crítica, por parte de aquellos que se oponen y también los que la defienden. En primer lugar hay que dejar claro de dónde viene el concepto de la Superliga y por qué surge, recalcando que el modelo de competición no es ni mucho menos único y novedoso en el mundo del deporte.  

El formato de la competición es similar al que encontramos en la Euroliga,  donde los principales clubes europeos luchan cada semana enfrentándose a los más poderosos de Europa, generando gran espectáculo. La Euroliga de baloncesto tuvo su origen en el 2000, donde multitud de clubes se opusieron a la firma de un contrato por derechos televisivos y además pedían mayor poder de gestión en las decisiones que se tomaban en la FIBA. 

La discrepancia de la FIBA fue el detonante para que muchos de los clubes decidieran salirse de la Copa de Europa para disputar esta neonata competición. Como era de esperar, el hecho de que los clubes abandonaran las competiciones venía acompañado de multitud de sanciones ejemplares que iban a ejecutarse. Por ejemplo, que si un jugador participaba en la Euroliga los jugadores quedaban al margen de las competiciones internacionales, es el mismo caso que nos acontece. 

Además, otro símil que encontramos en esta competición es el del pádel, donde los jugadores que son los que generan el espectáculo y el negocio se cansaron de pertenecer a un organismo al que ellos consideraban injusto. De esta forma, decidieron crear una competición privada al margen de la ya existente. Se hicieron con patrocinadores que financiaban todos los torneos que iban a disputarse por todo el mundo, como Estrella Damm, Mystica, Padel10…. Así consiguieron realizar un campeonato privado, el famoso World Padel Tour, donde ellos se llevaban el dinero que verdaderamente generaban sin tener que obedecer a los altos cargos de la federación. 

Así como también ha pasado en numerosas ocasiones con la NBA, la Copa Davis y la Laver Cup en el tenis,  el trofeo de las seis naciones en el rugby, salvando las distancias… De esta forma, podemos ver cómo el formato de la Superliga no es nuevo, pero si bastante juicioso. Donde todo el mundo opina, sin informarse acerca de los motivos por los que se crea.

La creación de una liga privada ajena e independiente a la UEFA y la FIFA ha enfurecido a los dirigentes de estas organizaciones y han reaccionado, afirmando que si la creación de la Superliga se lleva adelante los jugadores no podrán disputar competiciones con sus selecciones, podrán ser expulsados de sus ligas locales…. y muchas otras sanciones ejemplares que dificultan y obstaculizan la creación de la competición. 

Pero, ¿Es lícita la expulsión y sanción con la que amenazan dichos órganos?

Estas sanciones “ejemplares” serían meras amenazas a los jugadores ya que tras un episodio muy parecido que aconteció en el patinaje profesional, la Unión Europea emitió un comunicado transmitiendo la imposibilidad de sancionar a los jugadores por participar en una competición privada apelando que va en contra de las normas europeas de competencia y les priva de una posible fuente de ingresos. De esta forma, extrapolado en el ámbito futbolístico el caso sería el mismo, los jugadores no podrían ser sancionados por competir en torneos privados ajenos al control de la UEFA y la FIFA. 

¿Que motivos alimentan la creación?

El factor principal por el que se crea esta nueva competición es que los clubes fundadores ven a la FIFA, como un organismo muy opaco, con poca transparencia, como recalcaba en “El Chiringuito” Florentino Pérez . Buscan crear una competición mucho más transparente, donde todo se sepa, donde el reparto sea más justo y equitativo en relación a los ingresos que se reciben en función con los que se generan. 

Aunque los motivos pueden ser lícitos, quizás la forma en la que se estructura la competición no es la más idónea, ya que que son muchos los clubes fundadores de la competición, 15 clubes son fijos cada año, de forma que las plazas vacantes por ocupar son solo cinco. Cinco equipos de gran caché en toda Europa, son pocos equipos ya que muchos de los más grandes quedarían fuera de la competición y eso es lo que muchos denuncian. 

El hecho de que pase lo que pase, esos conjuntos sigan estando en la siguiente edición de la competición quita emoción al torneo. Lo esencial de este deporte, está en ganarte durante la temporada, por méritos propios el derecho a participar en una competición europea donde enfrentarse ante los mejores. Sin esta premisa, los equipos no tendrían ilusión ninguna en alcanzar los puestos de arriba ya que la recompensa nunca sería jugar con los grandes clubes europeos, sino quedar relegados a un segundo plano como sería la Champions League, que pasaría a ser la segunda competición europea, ocupando el puesto que hoy tiene la Europa League. 

La base del fútbol está en ganarte las cosas partido a partido, punto a punto y jornada a jornada. La creación de la Superliga, no es una mala idea, solamente está mal gestionada la forma en la que los clubes participantes entran en ella, basándose simplemente en el presupuesto y no en el rendimiento. La Superliga nos permitiría ver cada semana partidos “top” mundiales sin dejar de lado las competiciones locales, y que se sigan jugando un Éibar-Madrid en Ipurúa lloviendo a mares, un Athletic-Barça con el aliento de San Mamés, un córner en el Pizjuán en el 90´… que son delicias que deja el fútbol español jornada tras jornada. 

No hay que confundir la creación de la Superliga con la supresión de estos partidos, sino entender que es otro modelo de competición, rompedor y criticado que seguro que con una vuelta de tuerca se vuelve mucho más acertado y aceptado entre los seguidores del deporte rey. 

Aun así, no cabe duda que el fútbol a día de hoy es un negocio y  seguirá siéndolo, pero la esencia está en luchar, jugar y pelear el estar en cualquier competición en el campo, no a través del dinero. 

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