La temporada en la Premier League, como en todas las grandes ligas, se está aproximando a su final, con algunos de los misterios aún por resolver, como son las posiciones europeas, otros completamente resueltos, como el descenso del Sheffield United tras una desastrosa campaña. Finalmente quedan algunas posiciones casi sentenciadas, a las que solo les queda esperar la confirmación matemática, como por ejemplo la consecución del título por parte del Manchester City o los descensos de West Bromwich Albion y Fulham, que a once y nueve puntos respectivamente de la salvación con solo doce en juego, cada vez están más cerca de su relegación a la EFL Championship. Sin embargo, los aficionados “cottagers”, a pesar de sus escasas posibilidades, son conscientes de la existencia de un precedente en la historia de su club que les aporta ciertas esperanzas, hablamos por supuesto de “The great scape”, traducido al español como “la gran evasión”.
Esta historia se remonta a abril de 2008, concretamente el día doce del mes, el Fulham, en la 19ª posición, a seis puntos de la salvación con tan solo cinco partidos para el final de la temporada, visitaba al Reading, que ocho puntos por encima de los “whites” trataría de sentenciar la permanencia. Una derrota hubiera sido fatal para el equipo que por aquel entonces entrenaba Roy Hodgson, sin embargo, los londinenses consiguieron una valiosa victoria por 0-2 que les dejaría vivos en la lucha por la permanencia, aunque esta fue seguida por una derrota local frente al Liverpool, que junto a la victoria del Bolton frente al Middlesbrough, aumentaría su distancia con la 17ª posición a cinco puntos.
Una semana más tarde, el 26 de abril los “cottagers” visitaban al Manchester City, a falta de 20 minutos para el final, se encontraban 2-0 abajo en el marcador, lo cual les hubiera enviado definitivamente a segunda, pues estarían a seis puntos con dos partidos por disputar, pero aquí fue donde comenzó el milagro. Corría el minuto 70 del encuentro, cuando Diomansy Kamara, que había saltado al campo tan solo cinco minutos antes, ganó un balón a la espalda de la defensa, y tras revolverse para zafarse de su par, realizó un disparo que se coló entre las piernas de Joe Hart, reduciendo así la distancia en el marcador. A penas habían pasado nueve minutos, cuando el dorsal número 27 del Fulham, Danny Murphy, iniciaba su carrera para disparar raso y a la izquierda una pena máxima, el meta inglés del conjunto “cityzen” supo leer sus intenciones y detuvo el penalti, sin embargo, el rebote volvió a caer en las piernas de Murphy, que con el portero vencido empató el partido. Pero el encuentro aún no había terminado, y en el minuto 90, tras ganar otro balón a la espalda de la defensa, Kamara se internó en la zona izquierda del área, y con un tremendo zurdazo puso el 2-3 definitivo en el marcador para dar alas al conjunto de Roy Hodgson.
Siete días después, el Fulham recibiría al Birmingham en su último encuentro como local, ya sin ningún margen de error, pues en el momento en el que se les escapara un punto, serían casi oficialmente equipo de segunda. Pero esa presión no detuvo a McBride, que en el minuto 52 remató en plancha un gran centro de Jimmy Bullard a balón parado en la banda izquierda, adelantando así a su equipo, para concederles temporalmente unos tres puntos que Erik Nevland aseguraría con un gran disparo colocado en la esquina inferior izquierda del arco rival a tres minutos del final, consiguiendo así empatar a los “whites” a puntos con el Reading para salir de la zona de peligro gracias a la diferencia de goles con un solo partido por disputar. En dicha jornada, el Fulham visitaba al Porstmouth, que estaba en plena lucha por la clasificación a la Copa de la UEFA y una semana más adelante jugaría la final de la FA Cup frente al Cardiff. Simultáneamente el Reading se enfrentaría al Derby, que ocupaba la última posición y ya estaba matemáticamente descendido.
Eran las 16:34 del 11 de mayo de 2008, el Reading se imponía por 0-3 en Derby, y el marcador de Fratton Park marcaba el minuto 76 sin que se hubiera roto el empate inicial, el tiempo pasaba de forma lenta pero imparable, aumentando segundo a segundo la presión sobre el equipo de las orillas del río Támesis, la tensión se palpaba en la grada visitante cuando Jimmy Bullard ejecutó un tiro libre ligeramente escorado a la derecha a más de 30 metros de la portería. El balón trazó una parábola perfecta para que Danny Murphy, que se había desmarcado completamente, se elevara en el aire y enviara el balón al fondo de las mallas con un testarazo incontestable, desatando la pasión entre sus fans, que celebraban con locura el tanto ante el silencio de la afición local. Tras este tanto el equipo de Ryan Hodgson se encerró atrás, aguantando el resultado hasta que el colegiado oficializó el final del encuentro, manteniendo al Fulham un año mas en la máxima categoría del fútbol inglés.
Fue entonces cuando comenzaron las celebraciones, la afición entonando en la grada la banda sonora de la película que dio nombre a la gran hazaña que habían completado: “La gran evasión”, los jugadores llorando, gritando y abrazándose sobre el terreno de juego… las escenas de un equipo que había logrado la mayor escapada de la zona roja de la tabla jamás vista en la historia de la Premier League.
Ahora mismo, a falta de cuatro jornadas para la conclusión de la liga, el conjunto de las orillas del Támesis se encuentra nueve puntos por detrás tanto de Newcastle como Burnley, dos conjuntos con los que tiene todavía enfrentamientos pendientes, a los que se suman sus visitas a Southampton y Manchester United. Para salvarse, los de Scott Parker necesitarán sumar al menos tres victorias, y que o Newcastle o Burnley pierdan en todos sus encuentros restantes, una misión tremendamente complicada, pero que no se ve completamente imposible gracias a esta épica que ya lograron no hace tanto y que tratarán de repetir por todos los medios.