La temporada 2020-21 ha llegado a su fin para el Celta de Vigo. Los gallegos han pasado por una temporada de altibajos, con el punto más bajo. Pero a medida que transcurría del año, el equipo notó una mejoría gracias al nuevo entrenador.
La llegada de Coudet supuso una revolución para los vigueses. Con el anterior técnico, Oscar García, no se dieron las sensaciones que se esperaban. Solo se ganó un partido de los nueve disputados bajo su mando. Con el miedo presente de estar peleando una vez más para evitar el descenso, se produjo un relevo en el banquillo.
El sustituto de Oscar fue el argentino, que no tuvo un debut prometedor. Perdió ante el Sevilla en ese encuentro inicial. Los celtistas se convirtieron en colistas tras ese resultado. A partir de ahí, el club fue mejorando enormemente, empezando por ganar los cuatro partidos siguientes.
Con el objetivo de realizar un juego más vistoso, el antiguo jugador celeste llevó a la plantilla a ganar 13 de los 29 partidos disputados, empatando siete y perdiendo los nueve restantes. El balance da como resultado 46 puntos, unos números que han permitido meterse en la pelea por competiciones europeas hasta final de temporada.
La diferencia de goles también ha sido favorable. En esas 29 jornadas, se han conseguido 49 goles mientras que han encajado 42. Además, con Eduardo se rompió la racha negativa de no ganar un partido sin Iago Aspas después de dos años. Siempre se realizaron acusaciones sobre la excesiva dependencia del español, pero se ha demostrado que hay vida más allá del delantero.
Pese a no haber podido clasificarse para Europa y a haber perdido el último partido contra el Betis, la afición está contenta por la actuación del entrenador. Coudet ha manifestado su deseo de continuar a largo plazo en Vigo, declarando que se encuentra muy a gusto.